jueves, octubre 22, 2009
¿Quién produce y quién distribuye conocimiento en el mundo campesino?
Las preguntas sobre las que creo debemos dar respuestas
¿Cuál es el conocimiento qué necesita un campesino para convertirse en un sujeto autónomo que puede participar en igualdad de condiciones en la sociedad peruana del siglo XXI?
¿Por qué el Estado a pesar del discursete (”enseñar a pescar”) invierte mucho en regalar dinero y bienes y nada (NADA) en generar un sistema que permita a los campesinos obtener los aprendizajes en temas relevantes para su desarrollo autónomo?
¿Por qué cuando se habla de los problemas de la educación peruana no se habla de la necesidad de generar un sistema que permita a los adultos aprender?
¿Por qué se cree que no es importante educar a los adultos? o, si quieres, ¿Por qué se cree que no es importante que los adultos aprendan cosas relevantes que les sirva para ser cada vez más autónomos y menos dependientes?
¿Qué adultos tienen menos acceso a comprar u obtener conocimientos?
¿Alguien está interesado en generar conocimiento para el mundo campesino? ¿Por qué no existe el interés? ¿O es que se genera conocimiento pero ese conocimiento es irrelevante, es decir, no está sirviendo de nada?
¿Qué hace que un conjunto organizado de conocimientos sea irrelevante para un auditorio? ¿De quién es la responsabilidad de que el conocimiento producido no esté sirviendo para nada?
¿Por qué prefrimos la política que invita a “bypasearse” a los padres y las madres en su responsabilidad de generar los recursos para mantener a sus hijos? ¿Por qué es más fácil? ¿Por qué no queremos pensar? ¿Por qué no nos gusta ser coherentes con lo que decimos? ¿Por qué somos flojos y tan necios como nuestros futbolistas?
¿Por qué un poblado pequeño es tan mal administrado?
La pregunta es ¿Qué instituciones estatales se requieren en un poblado de 500, 1000, 3000 habitantes? o ¿Qué instituciones requiere una sociedad con esa cantidad de habitantes?
Entonces ¿Deben ser esas instituciones del Estado o podrían ser instituciones de la sociedad? ¿Eres conciente de las dimensiones que genera el cambio en la pregunta?
¿Cuándo se ha trastocado toda la realidad de un grupo de personas, no es necesario invertir un tiempo en pensar, discutir y aprobar las nuevas normas sociales que deben regir en ella? ¿Quién debe discutir eso? ¿El Parlamento Nacional o el “parlamento comunal”?
¿Quiénes requieren una nueva asamblea constituyente: las comunidades campesinas? ¿Las comunidades nativas? ¿Nuestros distritos?
¿Qué es más potente, barato y efectivo: trasladar recursos humanos a cumplir funciones estatales o formar (educar) y contratar agentes locales que cumplan esas funciones?
¿Si sabemos que no lo estamos haciendo bien, por qué no invertimos tiempo y dinero en generar el cambio?
Creo que estas son preguntas que deberíamos estar discutiendo hoy en el Perú.
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lunes, agosto 17, 2009
Despierta Confiep, ¿qué haces por tu patria?
Estimados colegas, no hacer caso a las señales de la sociedad puede ser peor que no hacer caso a las señales del mercado.
Principios básicos que deberían gobernar a la Confiep:
1. Un gremio de empresarios está por encima de los intereses particulares de sus asociados.
2. Un gremio de empresarios debe ser el garante del desarrollo económico del país.
3. Un gremio de empresarios sabe que lo importante para el país es la sostenibilidad en el largo plazo.
4. Un gremio de empresarios debe exigir de sus analistas y consultores bastante más que “un todo está bien, no ha pasado nada”, las empresas cuidan sus inversiones, la mayoría de consultores sólo su contrato.
5. Un gremio de empresarios debe estar (y parecer estar) integrado a su sociedad.
6. Un gremio de empresarios actúa en coherencia con esos principios.
Si eso es así
1. La Confiep debería hacer una sesuda reflexión sobre la filosofía presidencial del Perro del Hortelano, el larguísimo paro amazónico y ”la batalla de Bagua”.
El negligente manejo del paro amazónico por parte del gobierno no ha sido analizado:
- No se han sacado lecciones políticas, sociales ni económicas de ese desastre social;
- No se está trabajando en algún tipo de innovación en la acción política respecto a las comunidades campesinas y nativas,
- No existe ninguna propuesta andando para el mejor manejo de relaciones sociales entre las partes involucradas: comunidades, empresas, Estado, ONG´s, partidos políticos, medios de comunicación y ciudadanos de las ciudades involucradas.
Siendo que la principal fortaleza de la economía peruana está basada en el subsuelo y la mayor parte del subsuelo explotable por las empresas dedicadas a la actividad extractiva se encuentra bajo territorio de propiedad de las comunidades campesinas y nativas,
Siendo que los territorios de la selva desean ser explotados racional (y, a veces, irracionalmente) por inversiones empresariales,
No iniciar y liderar una intensa reflexión sobre el tema (en las regiones y en la capital), es de una miopía que habla mal del compromiso de los empresarios con el país y con sus propios intereses de mediano y largo plazo.
Es urgente que la Confiep haga difusión de su doctrina y su visión del desarrollo nacional y la confronte con quienes están planteando doctrinas contrapuestas. Este camino es más lento, pero es el único, que garantiza un avance sin sobresalto.
Demasiada chatura cortoplacista nos condena a seguir viviendo en un país que avanza de sobresalto en sobresalto y que tiene un severo riesgo de retroceder hacia propuestas de manejo del Estado terriblemente perjudiciales para el desarrollo económico. Por ahora tenemos que:
- El PBI fue de -2 % en junio y está siendo explicado por el climax de las movilizaciones no sólo en la selva sino en distintas partes del Perú.
- La Policía Nacional está traumatizada y ha perdido mucha de su capacidad disuasiva.
- La capacidad mediadora del gobierno ha caído en el descrédito. El gobierno ya no es capaz de proponer el justo medio.
Pero hay daños más graves:
- la terrible muerte de los 24 policías y 10 civiles en Bagua dió la vuelta al mundo causando el peor atentado a la imagen de nuestro país (derechos humanos, inversión, turismo, representatividad gubernamental).
- la batalla de Bagua enfrentó a peruanos contra peruanos por un territorio. Y una batalla entre ciudadanos de un mismo país siempre es una gran pérdida para la nación pues genera heridas profundas. El Perú está gravemente herido y no queremos darnos cuenta.
Dos coincidentes muertes truculentas de artistas nacionales y la muerte de una celebridad internacional lograron relajar la tensión y tapar el daño momentáneamente. Pero el daño está ahí, soslayarlo, negar las evidencias como hace el gobierno no hace sino agravar el estado de anomia que se respira en el país.
Recuerden, los intereses particulares (a veces voraces) de sus asociados no pueden atentar contra la sabiduría necesaria en un gremio y los principalísimos intereses de la nación. Las blandas posturas, sugeridas por sus asesores de cabecera, los análisis ”todo está muy bien señores” de sus consultoras no tienen correlato con el clima social del interior del país.
Tomen distancia, sopesen los peligros, piensen por ustedes y actúen hoy, para no lamentar mañana. Estimados colegas, no hacer caso a las señales de la sociedad puede ser peor que no hacer caso a las señales del mercado.
2. La Confiep debe exigir que las autoridades del Estado peruano dejen de jugar al “yo no fui fue teté” en los casos de Pisco y Puno y en todo el interior del país.
Porque como principales contribuyentes son el soporte económico del Estado; porque son los principales donantes cada vez que Alan García hace una colecta pública en favor de los peruanos afectados por un desastre natural previsible y no previsible; porque uno de sus ex presidentes, Julio Favre, estuvo a cargo del Fonsur y el Fonsur ha fracasado estrepitosamente y, por tanto, la calidad gerencial del empresariado puede estar cuestionada; porque son los únicos que pueden, en estos momentos, ejercer una influencia positiva en el gobierno aprista y en los gobiernos regionales: la Confiep debe conminar al Estado peruano ha sentarse y viabilizar respuestas efectivas ante estas situaciones. Dos años es demasiado para los pobres resultados obtenidos en la reconstrucción de Pisco, tantos años con las mismas noticias acerca de niños y adultos muertos por el friaje en el sur andino es un escándalo que sólo fortalece la rabia y la indignación de los peruanos afectados contra el Estado.
¿Cómo es posible que como única respuesta a la desastrosa gestión de lo público tengamos un “yo no fui, fue Teté”? La descentralización no se hizo para ser excusa ante el desgobierno sino para mejorar el gobierno.
Estos dos patéticos - y extremadamente visibles - ejemplos de la ineficiencia en el manejo del Estado se repiten en todas las regiones del país en gran parte del manejo de lo público y ocasionan un gravísimo perjuicio a la gobernabilidad del país y a la estabilidad social de la nación. La sensación generalizada de que el Estado no funciona nos puede llevar a que la población busque soluciones imprevisibles en lo político.
Son las empresas aglutinadas en los gremios que se congregan en la Confiep las que mayor interés deberían tener porque mejore la administración de lo público en las regiones. Los políticos, las más de las veces, tienen un interés pasajero y parece que, actualmente, muy alejado de la misión del funcionario público. Cuando las papas queman, los políticos están mandando a su suerte a la Policía Nacional a dar la cara. Y el malestar social está llevando a un desborde tal, que el irrespeto a las “Fuerzas del Orden” se ha generalizado en toda la nación.
Por tanto, es hora que los gremios empresariales hagan sentir la voz de sus intereses de largo plazo y actúen en función de ellos demandando con energía pero en los causes democráticos lo que en todo el interior del Perú se está demandando con tomas de carretera, desórdenes y agravios a la Policía Nacional.
3. Si la corrupción parece estar generalizada ¿La Confiep no debe ser la principal fuerza de lucha contra la corrupción?
El Apra podrá ser muy hábil en el manejo del Congreso y en el manejo del Poder Judicial, pero ¿ha hecho algo significativo con las denuncias de corrupción? ¿Por qué están habiendo tantos problemas con las licitaciones públicas y los proceso de adjudicación de las concesiones? ¿Por qué se retrasan tanto las obras públicas? ¿por qué el dinero no se gasta, por qué se gasta mal, por qué las obras no se concluyen, por qué se hacen y deshacen?
¿Es corrupción o negligencia? Como fuese lo único que fortalece en los ciudadanos es la decepción hacia el sistema. Si por principio, un gremio de empresarios debe estar (y parecer estar) integrado a su sociedad pues es indispensable que la Confiep haga sentir su peso en la sociedad.
¿Por qué la Confiep debe hacer suya la lucha anticorrupción? Porque a estas alturas del gobierno aprista, la Confiep, es una de las pocas instituciones sociales que queda que no ha sido apabullada y obligada a pasarse al bando de “los que no están conmigo”; porque la corrupción beneficia siempre a algunas empresas y la gente asigna la responsabilidad a “todas las empresas”; y, por principios, porque nuestro sistema se basa en que el Estado no intervenga arbitrariamente a favor de unas y en perjuicio de la mayoría del sector empresarial.
La corrupción ataca el centro mismo del sistema democrático y de libre empresa y carcome, en las personas, el respeto a lo establecido.
4. Si Chávez pugna por la hegemonía continental ¿Debe la Confiep quedarse dormida?
Es claro que Chávez es un actor indirecto en la política peruana y lo será más a medida que se acerquen las elecciones. Es claro que las naciones bajo la influencia hegemónica de Chávez están cambiando las reglas de juego democráticas y violentando el sistema de libre mercado.
Es clarísimo entonces que el asunto de Chávez y sus socios locales no es sólo una disputa entre partidos políticos sino fundamentalmente una disputa de sistemas económicos y visiones de desarrollo.
Entonces, ¡a qué se debe tanta pasividad de la Confiep! No actuar hoy por coñetería, falta de visión, ausencia de inteligencia en su “inteligencia contratada” es una posible condena al oscurantismo.
5. Lo social debe ser hoy una de las prioridades de la Confiep
Señores de la Confiep, por el bien de sus empresas y por el bien del país hoy “lo social” debe ser su prioridad. Existen demasiados síntomas de anomia para que permanezcan en el letargo economicista. Ya sabemos la tarea en materia económica, la gran deuda está en lo públicoy lo social.
Dudo que sea necesario contarles nuevamente el cuento de las ranitas que se quedan dormidas en la olla de agua tibia.
Hagan algo por la patria.
Principios básicos que deberían gobernar a la Confiep:
1. Un gremio de empresarios está por encima de los intereses particulares de sus asociados.
2. Un gremio de empresarios debe ser el garante del desarrollo económico del país.
3. Un gremio de empresarios sabe que lo importante para el país es la sostenibilidad en el largo plazo.
4. Un gremio de empresarios debe exigir de sus analistas y consultores bastante más que “un todo está bien, no ha pasado nada”, las empresas cuidan sus inversiones, la mayoría de consultores sólo su contrato.
5. Un gremio de empresarios debe estar (y parecer estar) integrado a su sociedad.
6. Un gremio de empresarios actúa en coherencia con esos principios.
Si eso es así
1. La Confiep debería hacer una sesuda reflexión sobre la filosofía presidencial del Perro del Hortelano, el larguísimo paro amazónico y ”la batalla de Bagua”.
El negligente manejo del paro amazónico por parte del gobierno no ha sido analizado:
- No se han sacado lecciones políticas, sociales ni económicas de ese desastre social;
- No se está trabajando en algún tipo de innovación en la acción política respecto a las comunidades campesinas y nativas,
- No existe ninguna propuesta andando para el mejor manejo de relaciones sociales entre las partes involucradas: comunidades, empresas, Estado, ONG´s, partidos políticos, medios de comunicación y ciudadanos de las ciudades involucradas.
Siendo que la principal fortaleza de la economía peruana está basada en el subsuelo y la mayor parte del subsuelo explotable por las empresas dedicadas a la actividad extractiva se encuentra bajo territorio de propiedad de las comunidades campesinas y nativas,
Siendo que los territorios de la selva desean ser explotados racional (y, a veces, irracionalmente) por inversiones empresariales,
No iniciar y liderar una intensa reflexión sobre el tema (en las regiones y en la capital), es de una miopía que habla mal del compromiso de los empresarios con el país y con sus propios intereses de mediano y largo plazo.
Es urgente que la Confiep haga difusión de su doctrina y su visión del desarrollo nacional y la confronte con quienes están planteando doctrinas contrapuestas. Este camino es más lento, pero es el único, que garantiza un avance sin sobresalto.
Demasiada chatura cortoplacista nos condena a seguir viviendo en un país que avanza de sobresalto en sobresalto y que tiene un severo riesgo de retroceder hacia propuestas de manejo del Estado terriblemente perjudiciales para el desarrollo económico. Por ahora tenemos que:
- El PBI fue de -2 % en junio y está siendo explicado por el climax de las movilizaciones no sólo en la selva sino en distintas partes del Perú.
- La Policía Nacional está traumatizada y ha perdido mucha de su capacidad disuasiva.
- La capacidad mediadora del gobierno ha caído en el descrédito. El gobierno ya no es capaz de proponer el justo medio.
Pero hay daños más graves:
- la terrible muerte de los 24 policías y 10 civiles en Bagua dió la vuelta al mundo causando el peor atentado a la imagen de nuestro país (derechos humanos, inversión, turismo, representatividad gubernamental).
- la batalla de Bagua enfrentó a peruanos contra peruanos por un territorio. Y una batalla entre ciudadanos de un mismo país siempre es una gran pérdida para la nación pues genera heridas profundas. El Perú está gravemente herido y no queremos darnos cuenta.
Dos coincidentes muertes truculentas de artistas nacionales y la muerte de una celebridad internacional lograron relajar la tensión y tapar el daño momentáneamente. Pero el daño está ahí, soslayarlo, negar las evidencias como hace el gobierno no hace sino agravar el estado de anomia que se respira en el país.
Recuerden, los intereses particulares (a veces voraces) de sus asociados no pueden atentar contra la sabiduría necesaria en un gremio y los principalísimos intereses de la nación. Las blandas posturas, sugeridas por sus asesores de cabecera, los análisis ”todo está muy bien señores” de sus consultoras no tienen correlato con el clima social del interior del país.
Tomen distancia, sopesen los peligros, piensen por ustedes y actúen hoy, para no lamentar mañana. Estimados colegas, no hacer caso a las señales de la sociedad puede ser peor que no hacer caso a las señales del mercado.
2. La Confiep debe exigir que las autoridades del Estado peruano dejen de jugar al “yo no fui fue teté” en los casos de Pisco y Puno y en todo el interior del país.
Porque como principales contribuyentes son el soporte económico del Estado; porque son los principales donantes cada vez que Alan García hace una colecta pública en favor de los peruanos afectados por un desastre natural previsible y no previsible; porque uno de sus ex presidentes, Julio Favre, estuvo a cargo del Fonsur y el Fonsur ha fracasado estrepitosamente y, por tanto, la calidad gerencial del empresariado puede estar cuestionada; porque son los únicos que pueden, en estos momentos, ejercer una influencia positiva en el gobierno aprista y en los gobiernos regionales: la Confiep debe conminar al Estado peruano ha sentarse y viabilizar respuestas efectivas ante estas situaciones. Dos años es demasiado para los pobres resultados obtenidos en la reconstrucción de Pisco, tantos años con las mismas noticias acerca de niños y adultos muertos por el friaje en el sur andino es un escándalo que sólo fortalece la rabia y la indignación de los peruanos afectados contra el Estado.
¿Cómo es posible que como única respuesta a la desastrosa gestión de lo público tengamos un “yo no fui, fue Teté”? La descentralización no se hizo para ser excusa ante el desgobierno sino para mejorar el gobierno.
Estos dos patéticos - y extremadamente visibles - ejemplos de la ineficiencia en el manejo del Estado se repiten en todas las regiones del país en gran parte del manejo de lo público y ocasionan un gravísimo perjuicio a la gobernabilidad del país y a la estabilidad social de la nación. La sensación generalizada de que el Estado no funciona nos puede llevar a que la población busque soluciones imprevisibles en lo político.
Son las empresas aglutinadas en los gremios que se congregan en la Confiep las que mayor interés deberían tener porque mejore la administración de lo público en las regiones. Los políticos, las más de las veces, tienen un interés pasajero y parece que, actualmente, muy alejado de la misión del funcionario público. Cuando las papas queman, los políticos están mandando a su suerte a la Policía Nacional a dar la cara. Y el malestar social está llevando a un desborde tal, que el irrespeto a las “Fuerzas del Orden” se ha generalizado en toda la nación.
Por tanto, es hora que los gremios empresariales hagan sentir la voz de sus intereses de largo plazo y actúen en función de ellos demandando con energía pero en los causes democráticos lo que en todo el interior del Perú se está demandando con tomas de carretera, desórdenes y agravios a la Policía Nacional.
3. Si la corrupción parece estar generalizada ¿La Confiep no debe ser la principal fuerza de lucha contra la corrupción?
El Apra podrá ser muy hábil en el manejo del Congreso y en el manejo del Poder Judicial, pero ¿ha hecho algo significativo con las denuncias de corrupción? ¿Por qué están habiendo tantos problemas con las licitaciones públicas y los proceso de adjudicación de las concesiones? ¿Por qué se retrasan tanto las obras públicas? ¿por qué el dinero no se gasta, por qué se gasta mal, por qué las obras no se concluyen, por qué se hacen y deshacen?
¿Es corrupción o negligencia? Como fuese lo único que fortalece en los ciudadanos es la decepción hacia el sistema. Si por principio, un gremio de empresarios debe estar (y parecer estar) integrado a su sociedad pues es indispensable que la Confiep haga sentir su peso en la sociedad.
¿Por qué la Confiep debe hacer suya la lucha anticorrupción? Porque a estas alturas del gobierno aprista, la Confiep, es una de las pocas instituciones sociales que queda que no ha sido apabullada y obligada a pasarse al bando de “los que no están conmigo”; porque la corrupción beneficia siempre a algunas empresas y la gente asigna la responsabilidad a “todas las empresas”; y, por principios, porque nuestro sistema se basa en que el Estado no intervenga arbitrariamente a favor de unas y en perjuicio de la mayoría del sector empresarial.
La corrupción ataca el centro mismo del sistema democrático y de libre empresa y carcome, en las personas, el respeto a lo establecido.
4. Si Chávez pugna por la hegemonía continental ¿Debe la Confiep quedarse dormida?
Es claro que Chávez es un actor indirecto en la política peruana y lo será más a medida que se acerquen las elecciones. Es claro que las naciones bajo la influencia hegemónica de Chávez están cambiando las reglas de juego democráticas y violentando el sistema de libre mercado.
Es clarísimo entonces que el asunto de Chávez y sus socios locales no es sólo una disputa entre partidos políticos sino fundamentalmente una disputa de sistemas económicos y visiones de desarrollo.
Entonces, ¡a qué se debe tanta pasividad de la Confiep! No actuar hoy por coñetería, falta de visión, ausencia de inteligencia en su “inteligencia contratada” es una posible condena al oscurantismo.
5. Lo social debe ser hoy una de las prioridades de la Confiep
Señores de la Confiep, por el bien de sus empresas y por el bien del país hoy “lo social” debe ser su prioridad. Existen demasiados síntomas de anomia para que permanezcan en el letargo economicista. Ya sabemos la tarea en materia económica, la gran deuda está en lo públicoy lo social.
Dudo que sea necesario contarles nuevamente el cuento de las ranitas que se quedan dormidas en la olla de agua tibia.
Hagan algo por la patria.
viernes, julio 03, 2009
Julio, mes de circos
Publicado en www.lamula.pe
El Presidente Jojolete ya tomó su decisión: ¡Rata León al premieriato!. Es en aras de la transparencia - sostiene. Joder Judicial dice: no hay problema no hay indicios de culpabilidad. El Conqueso celebra ingeniosa salida a la crisis: es hora que bailen los felinos. Alditus aplaude: necesitábamos una fierita que haga respetar la ley. El Perú entero agradece el sinceramiento: Julio, mes de circos.
Nos sacan la lengua
Y con roche. ¿Quiénes se van a prestar ahora para acompañar al Presidente Jojolete? Hay que ponerle freno a este sujeto y su camarilla de goberciantes o el país va a terminar muy mal. El empresariado no debe hacerla nuevamente de Tontolín acepta todo. Los líderes políticos no deben pasar estas cosas por agua tibia. Los intelectuales…, quiero ver tu cultura superior en acción Marito.
No se le puede dar la espalda a la gente justificando lo injustificable. La pita se va a romper por la cobardía, el cálculo, la complacencia y la comodidad de la clase dirigente.
El Presidente de las dos caras
Jojolete y Espantapájaros. Esas son las caras del Presidente. De la cara Jojolete ya hablamos, ahora, con sinceridad, díganme quien va a ser el principal culpable de la crisis social que espantará la inversión nacional y extranjera en unos meses. Ese es el Presidente Espantapájaros.
Gobernabilidad no es corrupción. Gobernabilidad no es ausencia de responsabilidad política por un conflicto social que pudo ser resuelto en 55 días y terminó con 34 (o más) muertos. Gobernabilidad no es la habilidad para hacer sicosociales distractivos y no resolver ningún problema de manera definitiva mientras mis amigotes toman el Estado como botín.
El sistema funciona si las instituciones civiles funcionan en defensa de la sociedad. Si yo fuera presidente de la Confiep estaría indignado con el Presidente Espantapájaros: ¡tanta inacción en el interior! Si yo fuera Presidente de la Sociedad de Minería estaría indignado con el Presidente Espantapájaros: ¡cada vez estamos más arrinconados! ¡Qué estás haciendo con nuestros impuestos! No pensaría en guardar cómodo silencio. El cómodo silencio en tiempos como estos no es una actitud leal con la sociedad en un sistema que funciona. En tiempos como estos el silencio es leido por la sociedad como cobardía cómplice e interesada y la cobardía lleva a la pérdida de autoridad moral. Y la autoridad moral siempre es necesaria para que una sociedad respete su sistema.
Si dirigiera un partido político encararía con fuerza y de manera sostenida al Presidente Jojolete, si no como podría después nuevamente acercarme a la población a pedirles sus votos. Si dirigiera un medio de comunicación no cedería al chantaje antidemocrático ni a los intereses comerciales de los accionistas: editorializaría incesantemente hasta hacer retroceder la codicia y la estupidez, la estupidez y la prepotencia, la prepotencia y el desgobierno. Editorializaría y daría a conocer lo que se. No me prestaría al juego de tontear a la gente ad infinitum. Por que la gente no es tonta y se enrabia - ya lo ven -. Si dirigiera un medio de comunicación asumiría mi responsabilidad y encararía al Presidente Jojolete, le sacaría el ancho al Presidente Espantapájaros, porque no puede ser que un sólo personaje nos condene por segunda vez a la anomia.
Escribo esto porque soy un ciudadano peruano que cree en la democracia y la defiende cuentionando a quienes en estos momentos ejercen cargos en instituciones públicas y privadas con clarísimos roles sociales y que durante ya demasiados años no han estado dando la talla. Y al no darla nos están condenando al desgobierno.
El Presidente Jojolete ya tomó su decisión: ¡Rata León al premieriato!. Es en aras de la transparencia - sostiene. Joder Judicial dice: no hay problema no hay indicios de culpabilidad. El Conqueso celebra ingeniosa salida a la crisis: es hora que bailen los felinos. Alditus aplaude: necesitábamos una fierita que haga respetar la ley. El Perú entero agradece el sinceramiento: Julio, mes de circos.
Nos sacan la lengua
Y con roche. ¿Quiénes se van a prestar ahora para acompañar al Presidente Jojolete? Hay que ponerle freno a este sujeto y su camarilla de goberciantes o el país va a terminar muy mal. El empresariado no debe hacerla nuevamente de Tontolín acepta todo. Los líderes políticos no deben pasar estas cosas por agua tibia. Los intelectuales…, quiero ver tu cultura superior en acción Marito.
No se le puede dar la espalda a la gente justificando lo injustificable. La pita se va a romper por la cobardía, el cálculo, la complacencia y la comodidad de la clase dirigente.
El Presidente de las dos caras
Jojolete y Espantapájaros. Esas son las caras del Presidente. De la cara Jojolete ya hablamos, ahora, con sinceridad, díganme quien va a ser el principal culpable de la crisis social que espantará la inversión nacional y extranjera en unos meses. Ese es el Presidente Espantapájaros.
Gobernabilidad no es corrupción. Gobernabilidad no es ausencia de responsabilidad política por un conflicto social que pudo ser resuelto en 55 días y terminó con 34 (o más) muertos. Gobernabilidad no es la habilidad para hacer sicosociales distractivos y no resolver ningún problema de manera definitiva mientras mis amigotes toman el Estado como botín.
El sistema funciona si las instituciones civiles funcionan en defensa de la sociedad. Si yo fuera presidente de la Confiep estaría indignado con el Presidente Espantapájaros: ¡tanta inacción en el interior! Si yo fuera Presidente de la Sociedad de Minería estaría indignado con el Presidente Espantapájaros: ¡cada vez estamos más arrinconados! ¡Qué estás haciendo con nuestros impuestos! No pensaría en guardar cómodo silencio. El cómodo silencio en tiempos como estos no es una actitud leal con la sociedad en un sistema que funciona. En tiempos como estos el silencio es leido por la sociedad como cobardía cómplice e interesada y la cobardía lleva a la pérdida de autoridad moral. Y la autoridad moral siempre es necesaria para que una sociedad respete su sistema.
Si dirigiera un partido político encararía con fuerza y de manera sostenida al Presidente Jojolete, si no como podría después nuevamente acercarme a la población a pedirles sus votos. Si dirigiera un medio de comunicación no cedería al chantaje antidemocrático ni a los intereses comerciales de los accionistas: editorializaría incesantemente hasta hacer retroceder la codicia y la estupidez, la estupidez y la prepotencia, la prepotencia y el desgobierno. Editorializaría y daría a conocer lo que se. No me prestaría al juego de tontear a la gente ad infinitum. Por que la gente no es tonta y se enrabia - ya lo ven -. Si dirigiera un medio de comunicación asumiría mi responsabilidad y encararía al Presidente Jojolete, le sacaría el ancho al Presidente Espantapájaros, porque no puede ser que un sólo personaje nos condene por segunda vez a la anomia.
Escribo esto porque soy un ciudadano peruano que cree en la democracia y la defiende cuentionando a quienes en estos momentos ejercen cargos en instituciones públicas y privadas con clarísimos roles sociales y que durante ya demasiados años no han estado dando la talla. Y al no darla nos están condenando al desgobierno.
lunes, junio 29, 2009
El Presidente Jojolete
Juan Infante
¿Qué llevó a Alan García a escribir en Expreso? Mi hipótesis es que fue la piconería. García no soportó que El Comercio, por algunos pocos días, se mostrara claro en sus ideas y convicciones democráticas pidiendo la renuncia del gabinete, y decidió castigarlo. “No te doy mi artículo ¡ya!, te has portado mal” parece decirle al diario el improntus del niño engreido que habita Palacio. Eso, a pesar que El Comercio ya había dado marcha atrás: “valiente no soy, cojudo tampoco” en sus posiciones.
Es mi pelota tú no juegas
A estas alturas y con la política del perro del hortelano destruida por propia ineptitud analizar el por qué García se arrincona en Expreso es tan importante como analizar el contenido del artículo aparecido ayer en ese medio. García ha decidido dejar el diario de mayor importancia en el país y el de mayor tiraje los domingos (o el segundo de mayor tiraje), por irse a uno de los diarios de menor tiraje a escala limeña y nacional.
Sin más razón que la piconería, ha decidido aplicar la retirada de El Comercio, donde publicó sus tres primeros artículos dando cuenta de la doctrina de su gobierno para los territorios propiedad de comunidades rurales y nativas, andinas y selváticas; para refugiarse en un diario como Expreso que, por lo menos ahora, de tan chiquitito, parece más un boletín de un sector empresarial que un diario para que se manifieste un Presidente luego de tamaños acontecimientos.
La palabra de García debe alarmarnos
García ha dicho dos cosas alarmantes en Expreso. Que lo que vive el Perú forma parte de un conflicto internacional y que hay 50 mil movilizados en el Perú (http://www.expreso.com.pe/edicion/index.php?option=com_content&task=view&id=57434&Itemid=1)
Si fuera verdad que el desorden social y la situación de anomia que vive en estos momentos el Perú viene siendo instigado por una conspiración internacional entonces pronto tendríamos que romper relaciones con varios países latinoamericanos. Y eso sería terrible. García juega con fuego si sigue en esa línea ¿Acaso Alvaro Uribe o Michelle Bachelet están diciendo que lo que ocurre en su país tiene que ver con un conflicto internacional o con países vecinos conspiradores?
Por otro lado, si fuera verdad que son 50 mil los peruanos movilizados en todo el país, lo que tendríamos es una fuerza social movilizada que es la mitad de toda la Policía Nacional y, con el agravante, que está encolerizada por el abandono y desprecio gubernamental y mucho más motivada que la Policía. Todos los ciudadanos “observadores” deberíamos preguntarle a Alan García en un gran coro: ¿cómo carajo has dejado que esto ocurra?. Si hay 50 mil movilizados García ¡estamos jodidos! El Perú está en emergencia y existe un severo cuestionamiento al statu quo. Por tanto, es hora que cambies el tipo de agenda que tienes y comiences a orientar el accionar de tu gobierno hacia las zonas y los temas de mayor conflictividad.
Nada se ha hecho
En 1987 García estatizó la banca porque en su sentir los empresarios no habían hecho lo suficiente por el país con las riquezas que él permisivamente les facilitó obtener. Hoy García se queja de que el pueblo no reconoce las dádivas obsequiadas, “Negacionismo” le llama a la actitud del pueblo de negarle logros a su gobierno; dice en su artículo: “¿Y el agua para todos que benefició ya a 2 millones? Nada. ¿Y la electrificación de 3,300 pueblos del país? No hay nada, ¿Y la Interoceánica, el puerto y otros 2,000 kms. de carreteras? Nada. ¿Y los teléfonos que pasaron de 5 millones a 22 millones? Nada, ¿Y los 16 hospitales? Nada. ¿Y la reducción de la pobreza? Nada, nada se ha hecho.” ¿Cuál ha sido la reacción de García ante lo que llama “negacionismo”? Podría contestar: ya la hemos visto. Pero temo que la pregunta correcta es, si no lo frenamos: ¿Cuál va a ser la reacción de García ante el “negacionismo” que le achaca a la población?
¿Qué pasó con el hombre sintonía?
Caramba Alan, esas palabras viniendo de un hombre como tú, que en campaña eres un radar sintonizadísimo con la población electoral asustan más. No es de un Presidente decir ¿Qué le pasa a la gente que no reconoce mis logros? ¿Has perdido la brújula? Mejor cede formalmente lo más que puedas el poder. Por el bien del país.
La doctrina del Perro del Hortelano fue el marco para el accionar negligente de García y su equipo de Ministros para el manejo de sus relaciones con el interior del país. No son sólo los muertos en Bagua. Son estos 50 mil movilizados que el mismo declara “en diferentes lugares como si fueran “todo el país””.
Desubicado como siempre en el espacio tiempo histórico en el que vive, García nos ha llevado, en apenas unos meses, a ser un país en gran convulsión social. Las muertes de los policías y nativos en Bagua son consecuencia de la doctrina del Perro del Hortelano.
Arrinconado y solo
¿Qué significado tiene el hecho que García se traslade a Expreso ahora que su doctrina ha demostrado ser un fracaso? Más allá de la piconería evidente, el acto de acudir a Expreso da cuenta de un repliegue político gigantesco del gobierno y sobretodo de su cabeza.
Por ello, por el bien del Perú, es hora que García ceda el poder de verdad a una personalidad muy fuerte. Esa persona debe ser respaldada por un grupo político propio en el Congreso. Esa persona debe construir un gabinete que represente a ese o a esos grupos políticos que la respaldarán en el parlamento.
Quizás sea el momento que Unidad Nacional tome las riendas completas del gobierno: del gabinete y del Congreso. Por como están las cosas el Apra debe ceder todo protagonismo.
¿Qué llevó a Alan García a escribir en Expreso? Mi hipótesis es que fue la piconería. García no soportó que El Comercio, por algunos pocos días, se mostrara claro en sus ideas y convicciones democráticas pidiendo la renuncia del gabinete, y decidió castigarlo. “No te doy mi artículo ¡ya!, te has portado mal” parece decirle al diario el improntus del niño engreido que habita Palacio. Eso, a pesar que El Comercio ya había dado marcha atrás: “valiente no soy, cojudo tampoco” en sus posiciones.
Es mi pelota tú no juegas
A estas alturas y con la política del perro del hortelano destruida por propia ineptitud analizar el por qué García se arrincona en Expreso es tan importante como analizar el contenido del artículo aparecido ayer en ese medio. García ha decidido dejar el diario de mayor importancia en el país y el de mayor tiraje los domingos (o el segundo de mayor tiraje), por irse a uno de los diarios de menor tiraje a escala limeña y nacional.
Sin más razón que la piconería, ha decidido aplicar la retirada de El Comercio, donde publicó sus tres primeros artículos dando cuenta de la doctrina de su gobierno para los territorios propiedad de comunidades rurales y nativas, andinas y selváticas; para refugiarse en un diario como Expreso que, por lo menos ahora, de tan chiquitito, parece más un boletín de un sector empresarial que un diario para que se manifieste un Presidente luego de tamaños acontecimientos.
La palabra de García debe alarmarnos
García ha dicho dos cosas alarmantes en Expreso. Que lo que vive el Perú forma parte de un conflicto internacional y que hay 50 mil movilizados en el Perú (http://www.expreso.com.pe/edicion/index.php?option=com_content&task=view&id=57434&Itemid=1)
Si fuera verdad que el desorden social y la situación de anomia que vive en estos momentos el Perú viene siendo instigado por una conspiración internacional entonces pronto tendríamos que romper relaciones con varios países latinoamericanos. Y eso sería terrible. García juega con fuego si sigue en esa línea ¿Acaso Alvaro Uribe o Michelle Bachelet están diciendo que lo que ocurre en su país tiene que ver con un conflicto internacional o con países vecinos conspiradores?
Por otro lado, si fuera verdad que son 50 mil los peruanos movilizados en todo el país, lo que tendríamos es una fuerza social movilizada que es la mitad de toda la Policía Nacional y, con el agravante, que está encolerizada por el abandono y desprecio gubernamental y mucho más motivada que la Policía. Todos los ciudadanos “observadores” deberíamos preguntarle a Alan García en un gran coro: ¿cómo carajo has dejado que esto ocurra?. Si hay 50 mil movilizados García ¡estamos jodidos! El Perú está en emergencia y existe un severo cuestionamiento al statu quo. Por tanto, es hora que cambies el tipo de agenda que tienes y comiences a orientar el accionar de tu gobierno hacia las zonas y los temas de mayor conflictividad.
Nada se ha hecho
En 1987 García estatizó la banca porque en su sentir los empresarios no habían hecho lo suficiente por el país con las riquezas que él permisivamente les facilitó obtener. Hoy García se queja de que el pueblo no reconoce las dádivas obsequiadas, “Negacionismo” le llama a la actitud del pueblo de negarle logros a su gobierno; dice en su artículo: “¿Y el agua para todos que benefició ya a 2 millones? Nada. ¿Y la electrificación de 3,300 pueblos del país? No hay nada, ¿Y la Interoceánica, el puerto y otros 2,000 kms. de carreteras? Nada. ¿Y los teléfonos que pasaron de 5 millones a 22 millones? Nada, ¿Y los 16 hospitales? Nada. ¿Y la reducción de la pobreza? Nada, nada se ha hecho.” ¿Cuál ha sido la reacción de García ante lo que llama “negacionismo”? Podría contestar: ya la hemos visto. Pero temo que la pregunta correcta es, si no lo frenamos: ¿Cuál va a ser la reacción de García ante el “negacionismo” que le achaca a la población?
¿Qué pasó con el hombre sintonía?
Caramba Alan, esas palabras viniendo de un hombre como tú, que en campaña eres un radar sintonizadísimo con la población electoral asustan más. No es de un Presidente decir ¿Qué le pasa a la gente que no reconoce mis logros? ¿Has perdido la brújula? Mejor cede formalmente lo más que puedas el poder. Por el bien del país.
La doctrina del Perro del Hortelano fue el marco para el accionar negligente de García y su equipo de Ministros para el manejo de sus relaciones con el interior del país. No son sólo los muertos en Bagua. Son estos 50 mil movilizados que el mismo declara “en diferentes lugares como si fueran “todo el país””.
Desubicado como siempre en el espacio tiempo histórico en el que vive, García nos ha llevado, en apenas unos meses, a ser un país en gran convulsión social. Las muertes de los policías y nativos en Bagua son consecuencia de la doctrina del Perro del Hortelano.
Arrinconado y solo
¿Qué significado tiene el hecho que García se traslade a Expreso ahora que su doctrina ha demostrado ser un fracaso? Más allá de la piconería evidente, el acto de acudir a Expreso da cuenta de un repliegue político gigantesco del gobierno y sobretodo de su cabeza.
Por ello, por el bien del Perú, es hora que García ceda el poder de verdad a una personalidad muy fuerte. Esa persona debe ser respaldada por un grupo político propio en el Congreso. Esa persona debe construir un gabinete que represente a ese o a esos grupos políticos que la respaldarán en el parlamento.
Quizás sea el momento que Unidad Nacional tome las riendas completas del gobierno: del gabinete y del Congreso. Por como están las cosas el Apra debe ceder todo protagonismo.
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miércoles, junio 17, 2009
sábado, junio 06, 2009
No estás autorizado a mandar morir ni a mandar matar en mi nombre
Quieren justificar las muertes en nombre del sistema democrático. Nos dicen que mueren policías y que se matan nativos de la selva por restablecer el orden democrático. Por lo menos nos deberían decir "estamos mandando morir policías y estamos mandando matar nativos por restablecer el orden democrático". Pero amigos yo no creo esa mentira, porque esa no es la democracia:
Alan García no estás autorizado ni a mandar morir ni a mandar matar en mi nombre.
Aquí no ha estado en juego el orden democrático ni las libertades. Yo cuestiono a quienes nos quieren vender la idea que las muertes son por el sistema democrático. Yo opino que la causa de estas muertes está en la prisa para hacer negocios a cualquier precio. En la terquedad del gobierno porque pasen esos decretos ley que para ser aprobados no siguieron las instancias democráticas ni lo que determinaba la constitución peruana.
La gente repudia a los empresarios y a los gobernantes que mandan matar para poder hacer negocios, eso no es democracia. Señores empresarios no se presten a avalar a un presidente inepto. En una democracia las empresas no deben construirse sobre cadáveres. La estupidez de García puede costarle años de atraso empresarial al Perú.
Señores de la CONFIEP, señores de la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo ustedes deberían afirmarse en la vida. Las empresas no se pueden seguir construyendo sobre cadáveres. No se presten a avalar estas muertes. No comentan el error de levantar más el desprecio de la gente a la gran empresa. El país y su futuro necesitan que hoy ustedes afirmen la vida.
Es mejor que renuncie el gabinete y el propio García por negligentes e incapaces. Es mejor que se deroguen los decretos y que se comience todo de cero. ¿Alguien prefiere que se continue la matanza? Es mejor que haya un gobierno de transición. Eso afirmaría la democracia. Eso afirmaría el valor de la vida humana y de la sociedad y dejaría de poner al país en riesgos totalitarios y extremistas. La democracia no significa avalar incapaces.
La democracia no se construye sobre muertos.
No podemos hacer que el sistema democrático cargue con estas muertes. Porque estaríamos avalando cualquier extremismo futuro. Lo que resta del período de García es descrédito y desgobierno. Y un acrecentamiento de la rabia y la indignación frente a quienes lo respalden. No eran ni tan urgentes ni tan importantes los decretos como para que se haya hecho lo que se ha hecho.
Los nativos y sus organizaciones no son terroristas, ni delincuentes asesinos, estaban luchando por su habitat como hace el vecino de San Isidro cuando se opone a más construcciones o los Miroquesada a través de El Comercio cuando se oponen a que se construya un muelle en Ancón, el balneario al que acuden. No eran unos pocos, son miles, son todos en la Selva, y no unos dirigentes desquiciados los que piensan que los decretos tenían que ser mejor pensados. Conversados entre las partes. En suma, que las leyes en torno al aprovechamiento de los recursos de la selva deberian ser democráticas.
La Selva ha sido violada y abandonada durante años. La lucha de los nativos por preservar su hábitat quizás sea la mejor contribución que el Perú le pueda hacer al mundo. Señor García, usted no está representando a la democracia ni a las libertades. Usted está representando a lo más nefasto del empresariado global. Los que por ganarse unos dólares más destruyen el planeta y cargan los muertos que sean necesarios. Usted no está más capacitado para ser el presidente de los peruanos. Renuncie.
Alan García no estás autorizado ni a mandar morir ni a mandar matar en mi nombre.
Aquí no ha estado en juego el orden democrático ni las libertades. Yo cuestiono a quienes nos quieren vender la idea que las muertes son por el sistema democrático. Yo opino que la causa de estas muertes está en la prisa para hacer negocios a cualquier precio. En la terquedad del gobierno porque pasen esos decretos ley que para ser aprobados no siguieron las instancias democráticas ni lo que determinaba la constitución peruana.
La gente repudia a los empresarios y a los gobernantes que mandan matar para poder hacer negocios, eso no es democracia. Señores empresarios no se presten a avalar a un presidente inepto. En una democracia las empresas no deben construirse sobre cadáveres. La estupidez de García puede costarle años de atraso empresarial al Perú.
Señores de la CONFIEP, señores de la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo ustedes deberían afirmarse en la vida. Las empresas no se pueden seguir construyendo sobre cadáveres. No se presten a avalar estas muertes. No comentan el error de levantar más el desprecio de la gente a la gran empresa. El país y su futuro necesitan que hoy ustedes afirmen la vida.
Es mejor que renuncie el gabinete y el propio García por negligentes e incapaces. Es mejor que se deroguen los decretos y que se comience todo de cero. ¿Alguien prefiere que se continue la matanza? Es mejor que haya un gobierno de transición. Eso afirmaría la democracia. Eso afirmaría el valor de la vida humana y de la sociedad y dejaría de poner al país en riesgos totalitarios y extremistas. La democracia no significa avalar incapaces.
La democracia no se construye sobre muertos.
No podemos hacer que el sistema democrático cargue con estas muertes. Porque estaríamos avalando cualquier extremismo futuro. Lo que resta del período de García es descrédito y desgobierno. Y un acrecentamiento de la rabia y la indignación frente a quienes lo respalden. No eran ni tan urgentes ni tan importantes los decretos como para que se haya hecho lo que se ha hecho.
Los nativos y sus organizaciones no son terroristas, ni delincuentes asesinos, estaban luchando por su habitat como hace el vecino de San Isidro cuando se opone a más construcciones o los Miroquesada a través de El Comercio cuando se oponen a que se construya un muelle en Ancón, el balneario al que acuden. No eran unos pocos, son miles, son todos en la Selva, y no unos dirigentes desquiciados los que piensan que los decretos tenían que ser mejor pensados. Conversados entre las partes. En suma, que las leyes en torno al aprovechamiento de los recursos de la selva deberian ser democráticas.
La Selva ha sido violada y abandonada durante años. La lucha de los nativos por preservar su hábitat quizás sea la mejor contribución que el Perú le pueda hacer al mundo. Señor García, usted no está representando a la democracia ni a las libertades. Usted está representando a lo más nefasto del empresariado global. Los que por ganarse unos dólares más destruyen el planeta y cargan los muertos que sean necesarios. Usted no está más capacitado para ser el presidente de los peruanos. Renuncie.
jueves, abril 23, 2009
La ofrenda. Una lectura de "La teta asustada" de Claudia Llosa
En Enero de 2002, acompañé brevemente a los forenses que condujeron la exhumación de ocho cuerpos en Chuschi, Ayacucho, como parte del trabajo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Uno de los recuerdos más claros que tengo es el de un evento que ocurrió antes de –no durante—la exhumación.
Habíamos viajado por horas, desde Huamanga, siguiendo una carretera sinuosa y tercamente ascendiente cuando, apenas pasada un abra, uno de los miembros del equipo forense anunció que habíamos llegado a un buen lugar para hacer la ofrenda. “¿Qué ofrenda?” pregunté. “El pago que vamos a hacer para que el trabajo salga bien”, fue la respuesta.
Apartándonos un poco del camino, encontramos un pequeño prado donde nos sentamos en círculo y mascamos coca, mirando a los apus de la zona, a lo lejos. Al tiempo, uno de nuestros colegas abría un hoyo en la tierra mientras cantaba una letanía en quechua. Luego, en tanto todos observábamos, colocó cuidadosa, tiernamente, en el hoyo hojas de coca, caramelos, miel, aguardiente y el feto momificado de una llama. Cubrimos el lugar con tierra y pasto y, cumplido el pago, seguimos el camino hacia la que sería la primera exhumación de la Comisión de la Verdad.
La tierra, que en alguna parte de estas montañas, había acogido por casi veinte años los cuerpos de ocho campesinos asesinados por el Ejército Peruano, recibía así, antes de entregar los cuerpos, una ofrenda. En los años que han pasado desde esa primera exhumación, muchos otros cuerpos han sido devueltos por la tierra que los protegió, para que las familias ejerzan el derecho de llorar a sus muertos y para que el país se purifique.
Claudia Llosa ha optado en “La teta asustada” por contar una historia de entierros y florecimientos, de bultos que se ocultan en el vientre de la tierra o en el de una mujer, con la ilusión de proteger o la esperanza de florecer. Como lo hicieron durante los 80 Jaime Higa y Eduardo Tokeshi, o como lo hiciera Yuyachkani al poner en escena “Adiós Ayacucho”, Llosa explora la idea de los fardos mortuorios que no guardan precisamente podredumbre, sino la angustia y la inquietud de un vientre del que algo va a surgir.
Fausta (Magaly Solier) es, en la historia, una hija empeñada en cumplir con el mandato más básico de la piedad filial, que es dar sepultura digna a su madre. Fausta se niega a un entierro apurado en el patio de la casa, en una Lima en la que no reconoce más que un refugio. Anuncia a su familia que hará todo lo que sea necesario para llevar el cuerpo de la madre al pueblo y las mujeres de la familia la ayudan ungiendo el cadáver con óleos que han de preservarlo hasta que llegue el momento del regreso a su tierra (y a la tierra).
Pero el entierro del cadáver es una historia paralela a otro entierro: el que Fausta ha llevado a cabo en su propio cuerpo. Su madre, violada durante la guerra, le ha contado que una mujer en el pueblo decidió colocarse una papa en la vagina como protección contra la violación. “Asco daba” dice Fausta, y en razón de ese asco (no del obstáculo físico), la mujer se salvó de la violación para, después de la guerra, casarse y tener hijos. Fausta, que tiene miedo de todo y que no puede ir sola a ninguna parte, ha tomado la decisión de imitar a la mujer del pueblo y defiende su decisión en dos ocasiones: cuando un médico ofrece retirar el objeto y cuando Noé (Efraín Solís), el jardinero, que proviene de su misma región y habla su lenguaje, la critica oblicuamente diciendo que la papa es una planta común, que da flores comunes y esto rara vez.
En su empeño de conseguir algo de dinero para sepultar a su madre, Fausta vence su miedo y obtiene empleo trabajando en la casa de la señora Aída (Susi Sánchez), una encarnación moderna y femenina de Humberto Grieve, el blanco abusador que se aprovecha de Paco Yunque en el clásico cuento de Vallejo. La señora Aída es una artista que no puede crear; vive en una inmensa casa vacía, rodeada de una Lima que ha cambiado y que ya no le pertenece; está permanentemente deprimida y es incapaz de comunicarse con nadie, excepto para dar órdenes. De hecho, Fausta y su madre muerta tienen una relación más íntima que la señora Aída y su hijo.
Frente a la oferta de un intercambio justo, Fausta acepta alimentar con sus canciones a la artista. Para Fausta, las canciones no son una propiedad: son la forma que tiene de comunicarse con otros y consigo misma, como ocurre al inicio de la historia, durante la agonía de la madre. Por cierto, la intensa música de Selma Mutal merecería una reseña que no estoy en capacidad de ofrecer.
Para la señora Aída, una especie de pishtaco que vampiriza la música de Fausta, las canciones son un instrumento de prestigio, la única posibilidad de encontrar un respiro a su permanente depresión. Ella también tiene un entierro en su pasado: en una de las escenas más profundamente conmovedoras de la película, la señora Aída descubre en el jardín la muñeca de infancia. “Me dijeron que si la enterraba se iría a otro lugar y no volvería” dice, con amargura. “¡Mentirosos!” La ofrenda de la señora Aída no ha florecido, no ha propiciado una buena jornada. Su dueña ha vivido una vida marcada por el dominio sobre los otros, la adulación, el aislamiento del poder, pareciera que la tierra no quiere nada con ella y le devuelve el pago que hiciera cuando niña.
La tensión permanente en la historia –qué ocurrirá con el cadáver de la madre, podrá Fausta sacar de su vientre el bulto que simboliza su miedo- se resuelve en una confrontación entre Fausta y la señora Aída. Humillada porque Fausta le recuerda oblicuamente que ha presentado como propia una obra ajena, la señora rompe el trato y abandona a Fausta. Fausta, luego, al cabo de una escena terrible en la que siente miedo de ser violada por su tío (Marino Ballón) que sólo intenta demostrarle que aún en las peores circunstancias, ella quiere vivir, corre a la casa de la patrona y toma sin permiso las joyas que le habían sido prometidas a cambio de sus canciones.
Ese acto de justicia a mano propia, es desencadenado por el miedo y se lleva a cabo en el miedo. Pese a la foto amenazante del militar en el cuarto de la señora Aída, Fausta toma del suelo, una por una, las perlas prometidas y escapa. Sólo entonces, agotada, colapsa y le pide a Noé que la ayude “¡Sácalo, sácalo de mi cuerpo, por favor!”
Noé la lleva al hospital y el tío Lúcido la atiende, luego de la operación. Con las perlas de la señora, llevan el cuerpo de la madre al pueblo. Un bulto ha sido removido para que el vientre de Fausta quede libre de miedo; un bulto tiene que ser entregado al otro vientre, el de la tierra. En el camino, sin embargo, Fausta –que ahora es libre del miedo que la atenaceaba durante toda la historia—decide que la madre no tiene que ser enterrada en el pueblo, después de todo. En un acto que yo leo como una reconciliación con la costa y una reivindicación histórica, Fausta le confía el cuerpo de la madre a las arenas del desierto, frente al mar. Tal vez, en esa aridez, el cuerpo ayude a que algo germine, del mismo modo que sobre el cascarón de la Lima señorial ha florecido una ciudad chola, kitsch e insolentemente feliz. Del mismo modo que, en la última escena, las papas que deja Noé en la puerta de Fausta han dado una bella flor amarilla.
Llosa cuenta su historia combinando estilos y narrativas que hubieran aplastado a otro director con menos capacidad de motivar a sus actores y de mantener una visión consistente. La historia de Fausta es contada en permanente contrapunto a la historia de la Lima chola, que se construye con ingenio y con exceso, sin más transición entre uno y otro registro que símbolos como una larga escalera que comunica la parta baja y la parte alta de un cerro. El estilo cholo que algunos críticos criollos han considerado degradante o condescendiente (delatando de este modo su propia condescendencia) es, en realidad, una explosión creativa de optimismo contra toda demostración en contrario, en el que se advierte una dirección de arte en la que Susana Torres abraza el kitsch sin ironía.
Encuentro extraordinaria también la capacidad de Llosa de crear una historia tan intensa y activa a través de planos generales en los que la cámara escasamente se mueve. Ya sea que el personaje es Lima, el rostro de Fausta, o las manos de Noé, la puesta en escena parece más propia del teatro que del cine. Pero en esto, como en su simbolismo fértil, Llosa muestra ecos de Buñuel y de Jane Campion. Por momentos, es un simbolismo que asalta al espectador y vence cualquier capacidad de desciframiento: Fausta lleva una cucarda florecida en la boca, mientras espera a Noé, una nave intenta cruzar un túnel, un piano destrozado arde en el jardín de la casa, una posible tumba se convierte en una piscina. Es una opción que, sorprendentemente, no convierte “La teta asustada” en una película barroca o sobrecargada como lo fue, por momentos, “Madeinusa” y en la que se aprecia una dirección diestra.
Durante el estreno de la película en Nueva York, Llosa dijo que el trabajo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación había sido un referente para su historia, del mismo modo que el trabajo etnográfico de Kimberly Theidon, a quien debe el hallazgo del síndrome de la “teta asustada”. La historia que nos cuenta, entonces, interviene en la actual batalla de la memoria que se libra en el Perú: toma partido por quienes optan por enfrentar el bulto, el fardo inquietante que tenemos en casa y del que no algunos no quieren hablar. Del mismo modo que hace siete años asistí a un entierro propiciatorio y a una exhumación, he sentido al ver “La teta asustada” que asistía a un pago propiciatorio que nos ha de ayudar en el enorme ejercicio de develamiento al que los peruanos estamos llamados.
Habíamos viajado por horas, desde Huamanga, siguiendo una carretera sinuosa y tercamente ascendiente cuando, apenas pasada un abra, uno de los miembros del equipo forense anunció que habíamos llegado a un buen lugar para hacer la ofrenda. “¿Qué ofrenda?” pregunté. “El pago que vamos a hacer para que el trabajo salga bien”, fue la respuesta.
Apartándonos un poco del camino, encontramos un pequeño prado donde nos sentamos en círculo y mascamos coca, mirando a los apus de la zona, a lo lejos. Al tiempo, uno de nuestros colegas abría un hoyo en la tierra mientras cantaba una letanía en quechua. Luego, en tanto todos observábamos, colocó cuidadosa, tiernamente, en el hoyo hojas de coca, caramelos, miel, aguardiente y el feto momificado de una llama. Cubrimos el lugar con tierra y pasto y, cumplido el pago, seguimos el camino hacia la que sería la primera exhumación de la Comisión de la Verdad.
La tierra, que en alguna parte de estas montañas, había acogido por casi veinte años los cuerpos de ocho campesinos asesinados por el Ejército Peruano, recibía así, antes de entregar los cuerpos, una ofrenda. En los años que han pasado desde esa primera exhumación, muchos otros cuerpos han sido devueltos por la tierra que los protegió, para que las familias ejerzan el derecho de llorar a sus muertos y para que el país se purifique.
Claudia Llosa ha optado en “La teta asustada” por contar una historia de entierros y florecimientos, de bultos que se ocultan en el vientre de la tierra o en el de una mujer, con la ilusión de proteger o la esperanza de florecer. Como lo hicieron durante los 80 Jaime Higa y Eduardo Tokeshi, o como lo hiciera Yuyachkani al poner en escena “Adiós Ayacucho”, Llosa explora la idea de los fardos mortuorios que no guardan precisamente podredumbre, sino la angustia y la inquietud de un vientre del que algo va a surgir.
Fausta (Magaly Solier) es, en la historia, una hija empeñada en cumplir con el mandato más básico de la piedad filial, que es dar sepultura digna a su madre. Fausta se niega a un entierro apurado en el patio de la casa, en una Lima en la que no reconoce más que un refugio. Anuncia a su familia que hará todo lo que sea necesario para llevar el cuerpo de la madre al pueblo y las mujeres de la familia la ayudan ungiendo el cadáver con óleos que han de preservarlo hasta que llegue el momento del regreso a su tierra (y a la tierra).
Pero el entierro del cadáver es una historia paralela a otro entierro: el que Fausta ha llevado a cabo en su propio cuerpo. Su madre, violada durante la guerra, le ha contado que una mujer en el pueblo decidió colocarse una papa en la vagina como protección contra la violación. “Asco daba” dice Fausta, y en razón de ese asco (no del obstáculo físico), la mujer se salvó de la violación para, después de la guerra, casarse y tener hijos. Fausta, que tiene miedo de todo y que no puede ir sola a ninguna parte, ha tomado la decisión de imitar a la mujer del pueblo y defiende su decisión en dos ocasiones: cuando un médico ofrece retirar el objeto y cuando Noé (Efraín Solís), el jardinero, que proviene de su misma región y habla su lenguaje, la critica oblicuamente diciendo que la papa es una planta común, que da flores comunes y esto rara vez.
En su empeño de conseguir algo de dinero para sepultar a su madre, Fausta vence su miedo y obtiene empleo trabajando en la casa de la señora Aída (Susi Sánchez), una encarnación moderna y femenina de Humberto Grieve, el blanco abusador que se aprovecha de Paco Yunque en el clásico cuento de Vallejo. La señora Aída es una artista que no puede crear; vive en una inmensa casa vacía, rodeada de una Lima que ha cambiado y que ya no le pertenece; está permanentemente deprimida y es incapaz de comunicarse con nadie, excepto para dar órdenes. De hecho, Fausta y su madre muerta tienen una relación más íntima que la señora Aída y su hijo.
Frente a la oferta de un intercambio justo, Fausta acepta alimentar con sus canciones a la artista. Para Fausta, las canciones no son una propiedad: son la forma que tiene de comunicarse con otros y consigo misma, como ocurre al inicio de la historia, durante la agonía de la madre. Por cierto, la intensa música de Selma Mutal merecería una reseña que no estoy en capacidad de ofrecer.
Para la señora Aída, una especie de pishtaco que vampiriza la música de Fausta, las canciones son un instrumento de prestigio, la única posibilidad de encontrar un respiro a su permanente depresión. Ella también tiene un entierro en su pasado: en una de las escenas más profundamente conmovedoras de la película, la señora Aída descubre en el jardín la muñeca de infancia. “Me dijeron que si la enterraba se iría a otro lugar y no volvería” dice, con amargura. “¡Mentirosos!” La ofrenda de la señora Aída no ha florecido, no ha propiciado una buena jornada. Su dueña ha vivido una vida marcada por el dominio sobre los otros, la adulación, el aislamiento del poder, pareciera que la tierra no quiere nada con ella y le devuelve el pago que hiciera cuando niña.
La tensión permanente en la historia –qué ocurrirá con el cadáver de la madre, podrá Fausta sacar de su vientre el bulto que simboliza su miedo- se resuelve en una confrontación entre Fausta y la señora Aída. Humillada porque Fausta le recuerda oblicuamente que ha presentado como propia una obra ajena, la señora rompe el trato y abandona a Fausta. Fausta, luego, al cabo de una escena terrible en la que siente miedo de ser violada por su tío (Marino Ballón) que sólo intenta demostrarle que aún en las peores circunstancias, ella quiere vivir, corre a la casa de la patrona y toma sin permiso las joyas que le habían sido prometidas a cambio de sus canciones.
Ese acto de justicia a mano propia, es desencadenado por el miedo y se lleva a cabo en el miedo. Pese a la foto amenazante del militar en el cuarto de la señora Aída, Fausta toma del suelo, una por una, las perlas prometidas y escapa. Sólo entonces, agotada, colapsa y le pide a Noé que la ayude “¡Sácalo, sácalo de mi cuerpo, por favor!”
Noé la lleva al hospital y el tío Lúcido la atiende, luego de la operación. Con las perlas de la señora, llevan el cuerpo de la madre al pueblo. Un bulto ha sido removido para que el vientre de Fausta quede libre de miedo; un bulto tiene que ser entregado al otro vientre, el de la tierra. En el camino, sin embargo, Fausta –que ahora es libre del miedo que la atenaceaba durante toda la historia—decide que la madre no tiene que ser enterrada en el pueblo, después de todo. En un acto que yo leo como una reconciliación con la costa y una reivindicación histórica, Fausta le confía el cuerpo de la madre a las arenas del desierto, frente al mar. Tal vez, en esa aridez, el cuerpo ayude a que algo germine, del mismo modo que sobre el cascarón de la Lima señorial ha florecido una ciudad chola, kitsch e insolentemente feliz. Del mismo modo que, en la última escena, las papas que deja Noé en la puerta de Fausta han dado una bella flor amarilla.
Llosa cuenta su historia combinando estilos y narrativas que hubieran aplastado a otro director con menos capacidad de motivar a sus actores y de mantener una visión consistente. La historia de Fausta es contada en permanente contrapunto a la historia de la Lima chola, que se construye con ingenio y con exceso, sin más transición entre uno y otro registro que símbolos como una larga escalera que comunica la parta baja y la parte alta de un cerro. El estilo cholo que algunos críticos criollos han considerado degradante o condescendiente (delatando de este modo su propia condescendencia) es, en realidad, una explosión creativa de optimismo contra toda demostración en contrario, en el que se advierte una dirección de arte en la que Susana Torres abraza el kitsch sin ironía.
Encuentro extraordinaria también la capacidad de Llosa de crear una historia tan intensa y activa a través de planos generales en los que la cámara escasamente se mueve. Ya sea que el personaje es Lima, el rostro de Fausta, o las manos de Noé, la puesta en escena parece más propia del teatro que del cine. Pero en esto, como en su simbolismo fértil, Llosa muestra ecos de Buñuel y de Jane Campion. Por momentos, es un simbolismo que asalta al espectador y vence cualquier capacidad de desciframiento: Fausta lleva una cucarda florecida en la boca, mientras espera a Noé, una nave intenta cruzar un túnel, un piano destrozado arde en el jardín de la casa, una posible tumba se convierte en una piscina. Es una opción que, sorprendentemente, no convierte “La teta asustada” en una película barroca o sobrecargada como lo fue, por momentos, “Madeinusa” y en la que se aprecia una dirección diestra.
Durante el estreno de la película en Nueva York, Llosa dijo que el trabajo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación había sido un referente para su historia, del mismo modo que el trabajo etnográfico de Kimberly Theidon, a quien debe el hallazgo del síndrome de la “teta asustada”. La historia que nos cuenta, entonces, interviene en la actual batalla de la memoria que se libra en el Perú: toma partido por quienes optan por enfrentar el bulto, el fardo inquietante que tenemos en casa y del que no algunos no quieren hablar. Del mismo modo que hace siete años asistí a un entierro propiciatorio y a una exhumación, he sentido al ver “La teta asustada” que asistía a un pago propiciatorio que nos ha de ayudar en el enorme ejercicio de develamiento al que los peruanos estamos llamados.
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