martes, setiembre 27, 2005

De la pirámide al reloj de arena

Juntar Competencias o permanecer en el divorcio

Juan Infante
Banco de Soluciones para la Erradicación de la Pobreza (jinfante@bansep.org)

Tengo la impresión que necesitamos hacer un esfuerzo por comprendernos mejor. El mundo del desarrollo del mercado y el del desarrollo social no son dos mundos separados. Esa división es falsa. Sin embargo, quienes actuamos liderando uno u otro sector generalmente nos vemos como enemigos irreconciliables. No existe entre ambos sectores una base de confianza que nos permita interactuar. No trabajar en construir esa relación de confianza es, a estas alturas, una irresponsabilidad. No perdemos los líderes pierden los pobres, como siempre.

Voy a decir algo que puede parecer una herejía para el sector social: quienes lideramos esta discusión estamos en la cúspide de la pirámide. Detentamos junto con los empresarios el capital financiero, el capital social, el conocimiento y la palabra. Los que estamos discutiendo somos los poderosos del planeta y no estamos tratando de ponernos de acuerdo.

Aparentemente, esto parece una discusión entre egos. El sector del desarrollo social se siente agredido porque comienza a perder el monopolio del discurso de los pobres. Adopta una posición defensiva que le impide ver una oportunidad. Por su parte, el mundo empresarial, con cierta arrogancia, comienza a pisar fuerte en el territorio social sin cuidar las formas e, ilusionado por el nuevo y valioso paradigma (Oportunidades de Negocio con la Base de la Pirámide – de C.K. Prahalad), está comenzando a moverse en el territorio social como un elefante en una cristalería. Su disposición de capital financiero se lo permite y sus estupendas escuelas no tienen aún la sensibilidad para ayudarles. Por la gente, por los pobres, deberíamos buscar trabajar en conjunto.

Un sinfín de oportunidades

Soy de los que cree que la cima de la pirámide si bien no ha agotado su capacidad de consumo debe, por responsabilidad con el planeta, reducirla radicalmente (ver http://www.noconsumo.blogspot.com/). Pero esa, siendo una discusión trascendental pertenece a otro debate, un debate (una lucha) que involucrando a todo el género humano, se dará en la cima de la pirámide.

Sin embargo, los pobres, la base de la pirámide, deben de ser proveídos de muchos servicios y productos. Hay una deuda pendiente que la globalización ha hecho evidente como problema de todos. Agua, energía, nutrición adecuada, conocimiento, salud, capital, justicia, gobernabilidad, tecnología, vivienda, cultura, vestido, entretenimiento..., forman parte de la agenda pendiente para dos terceras partes de los seres humanos. Y eso ha dejado de ser un problema exclusivo de los gobiernos nacionales para convertirse en un problema global.

Paradójicamente siendo un problema global, se resolverá en buena parte localmente. Y aquí, hay espacio no sólo para las transnacionales sino, me atrevo a decir, principalmente para los agentes económicos locales.

Por ello, más que resistirnos al discurso de la gran empresa (que está vez ha dado un gran salto paradigmático), debemos exigirnos por desarrollar nuestra imaginación empresarial y aplicarla para servir a los pobres y para que ellos se sirvan entre sí. Retraernos – ambos bandos - por opción ideológica (o por un pleito histórico) más que ayudar, contribuirá, en primer lugar, a que no se mejoren las condiciones de vida de los pobres y, en segundo, a que sigamos trasladando buena parte del capital al primer mundo.

Así que propongo que dejemos de pensar por un rato en las transnacionales y pensemos en todo lo que podríamos hacer para desarrollar el mercado de la base de la pirámide. Propongo, y este concepto gráfico ha sido trabajado en conjunto con el pintor peruano Luis García-Zapatero, que volteemos la pirámide y le hagamos un huequito a lo que era el vértice superior, la cima, para así podamos construir un reloj de arena.

Llenemos la base de la pirámide de productos y servicios relevantes. Esa mis queridos amigos, es una imagen que nos puede gustar a todos, o por lo menos, a muchos más.

Pueden seguir este debate en http://www.changemakers.net/ (en la sección “español”), también (con gráfico incluido) en http://www.peruenrumba.blogspot.com/ (ahí también encontrarán el artículo previo: “Como el vuelo de las aves”).

domingo, setiembre 25, 2005

Dejaron para mañana lo que debieron demostrar hoy

Sandro Venturo Schultz / Toronja
(Publicado originalmente en Peru21)

Todos somos conscientes de la precariedad institucional en la que vivimos. La gente no confía en los políticos y ellos lo saben. Los posibles candidatos corren lento para no desmarcarse. Ninguno quiere quedar en posición adelantada. El aspirante con mejores posibilidades debe ir segundo y esperar el último tramo para apostar toda la pequeña aceptación que haya acumulado dos semanas antes de las elecciones. Es evidente que están esperanzados en repetir el “efecto Fujimori”, la “carambola Toledo”, esto es, en ganar aprovechando la antipatía del oponente.

Esta es, sin duda, la temporada electoral menos electoral que hemos vivido en las últimas décadas. Las encuestas destacan repetidamente la incapacidad de nuestros políticos: no pueden convencer al electorado de las bondades de su liderazgo; por eso, saben que dependen del gesto efectivo y el azar histórico.

Lo mismo traman los “antipolíticos”. Ellos fantasean que podrán enganchar con el público (digo “público” y no “ciudadanía”) a mediados del próximo verano y así reflejar (digo “reflejar” y no “representar”) el ánimo popular. A diferencia de los políticos que temen al éxito prematuro de las encuestas, los antipolíticos están peleando por esos 3 puntos que los pongan dentro de la pantalla de televisión. Honorable audacia.

SIN PROPUESTAS. Los candidatos no han construido las representaciones políticas sobre las que deberían descansar sus pretensiones y, ahora, se ven atrapados en un juego donde sus posibilidades electorales no dependen ni de su capacidad de formular soluciones ni de su creatividad para difundirlas persuasivamente.

Peor aun. Los políticos y los antipolíticos no están ofreciendo interpretaciones inteligentes del país porque no lo conocen. No están planteando propuestas de mediano plazo porque no las tienen. Su única preocupación es evitar el rechazo de la gente y para ello recurren a la pose constructiva y a la retórica política “anti-tradicional”.

Si faltando ocho meses para las elecciones no se han iniciado las campañas respectivas es porque nuestra clase política (vieja o nueva, partidarizada o independiente, con experiencia o sin ella) está demostrando una incapacidad suprema para construir canales políticos de articulación y acción congruentes. Es decir, condiciones propias que estén a la altura de los retos que nuestra comunidad nacional demanda.

SIN CONVICCIÓN. Nuestros políticos y antipolíticos han tenido tiempo de sobra, en estos cinco años, para construir organizaciones suficientemente integradas, propuestas programáticas más o menos claras, alianzas realmente amplias y democráticas.

¿Si no han tenido capacidad para construir una institucionalidad política propia, si no han constituido sus propias escuelas de gestión programática, si no han sentado las bases de su propio liderazgo político, qué podemos esperar de su pretensión de administrar el poder que les delegaremos? ¿Cómo promover el desarrollo, regular la vida social, proteger a los ciudadanos, entre otras funciones públicas elementales, si no son capaces de transformar su propia práctica política?

Su negligencia es, a todas luces, ejemplar. En el Perú cualquier persona que ha destacado con alguna forma de liderazgo cree luego que puede llevar ese brillo a la Presidencia o al Congreso. Y sabemos que para hacer política se requiere algo más que voluntarismo y sueños de grandeza. La experiencia de la gestion pública es muy distinta a la gestión empresarial o social. Hay que construir instituciones, convenir metas, plazos y reglas… y cumplirlas. Hay que lidiar con el poder, dentro y fuera de nosotros.

Nuestros candidatos, salvo alguna excepción, se alienan con sólo pretender alguna forma de trascendencia. Como nuestro Presidente, se agotan con solo cumplir el sueño de la banda presidencial propia. La misma inmediatez en la que viven la mayoría de nuestros conciudadanos es la misma en la que se estresan nuestros políticos.

La sociedad peruana no ha construido nuevas representacciones políticas. Este es, nuevamente, el problema de fondo en esta invisible temporada electoral.

El Presidente Espejo

Sandro Venturo Schultz
sv@toronja.com.pe
(Sandro Venturo nos alcanza este artículo publicado originalmente en Peru21)


Todo empezó con esa carambola histórica que llevó a Alejandro Toledo a encabezar la lucha contra la dictadura-en-democracia de Fujimori. Él expresaba, con ardiente histrionismo, al cholo exitoso y corajudo que destaca entre nosotros como profesional orgulloso y emergente, como pequeño empresario luchador, como empeñoso dirigente de base con proyección regional. Sin embargo, una vez elegido Presidente, Alejandro demostró que la banda presidencial le quedaba grande. Muy grande.

EL MODELO NEGADO

Entonces notamos que era impuntual, como lo somos (casi) todos. Descubrimos que era mujeriego, como todos esos señores que vociferan sus hazañas en cualquier sauna de Lima. Luego supimos que no quería reconocer a su hija biológica, y constatamos una vez más que personajes así existen por doquier en nuestros barrios. Finalmente, lo encontramos frívolo, acomplejado, empequeñecido. Ahora piense usted en los funcionarios públicos que viven dentro del ministerio mordiendo su suerte, en los muchachones de la promoción que necesitan enumerar sus logros para convencerse a sí mismos de su efímero éxito, en los gerentes que revientan la tarjeta de crédito de la empresa ante unas deliciosas parrillas a cambio de nada.

Observándolo como estadista, tenemos a un político bastante hábil en el uso de clichés sin gancho. Una “autoridad” sin capacidad de ejercer la autoridad que le encargamos. Entonces rememoro a esos empresarios que hablaban de reingeniería sin aplicar ninguna forma de ingenio, que dan una orden y a la semana siguiente dan otra, contraria. Escucho a Toledo actuando una nueva exageración de su personaje y no puedo evitar el recuerdo de cientos de alcaldes y directores de escuela que hablan con la misma retórica hueca, y la misma voz afectada.

Toledo toma decisiones extemporáneas y destruye sistemáticamente la organización política que él ha creado. Afirma que no tolerará algo que luego acepta sin ningún tipo de pudor. Pues bien, hay que tomar en cuenta que contamos con una amplia gama de jefes que se despliegan con tal arbitrariedad que debilitan las organizaciones que ellos dirigen. Minan la dignidad de sus empleados. Ceden ante el chantaje. Desconocen las responsabilidades que han delegado. Trato de listar los defectos que acusamos del Presidente y para cada uno de ellos encuentro el par correspondiente entre nosotros, los cebicheros.

Lo que no nos gusta de Alejando Toledo es que expresa hoy, mejor que nadie, eso que rechazamos de nosotros mismos. Por eso lo negamos. Por eso lo toleramos. Toledo, como el resto de nuestros políticos proviene de nuestros hogares, barrios y clubes; de nuestras empresas y centros de trabajo, de nuestras instituciones. Es el espejo de una dimensión de nosotros, los futboleros.

UN ABANICO DE POSIBILIDADES

Si hiciéramos una tipología de los políticos nuestros de cada día, encontraríamos que expresan muy bien a los distintos tipos de gente que conocemos. Ahora Toledo nos preside y por ello es el foco de nuestras obsesiones. ¿Qué pasará con nuestro gran Alejandro? Nunca se sabe. Todavía puede sorprendernos.

¿Qué pasará, en cambio, con nosotros, miembros de una comunidad política amateur? Quienes no estamos jugando a solas y buscamos intervenir en la vida pública, necesitamos aprender a actuar de forma radicalmente reflexiva. Considero saludable para toda persona con voluntad política, revisar crítica e implacablemente nuestra educación cívica práctica. Los modelos de liderazgo así como la cultura organizacional que caracteriza a nuestras organizaciones produce estas formas de liderazgo que elegimos o aceptamos, y que al mismo tiempo aborrecemos. Pensar en nuevas formas de liderazgo, en nuevas dinámicas y reglas institucionales, supone reformar aquellas prácticas organizacionales que configuran nuestras costumbres y modelos cotidianos.

Nos queda juzgar en las urnas a Toledo y a sus precarias pandillas el próximo año. Y en ese momento estaremos renegando de un estilo de liderazgo que compartimos fielmente y que seguirá un buen tiempo entre nosotros.

viernes, setiembre 09, 2005

Los jóvenes de Cayara

Estos son parte de los jóvenes que estudian del primero al quinto de secundaria en el Colegio de Cayara. Los conocí hace unos meses cuando viaje a presentarles el documental El Panteonero. Chicos inteligentes todos ellos. Fue agradable oirlos decir: "tenemos que ayudar a nuestros padres". Como saben El Panteonero (Romina Cruz, Juan Infante) trata sobre el alcoholismo en los andes peruanos.
Buena parte de nuestros compatriotas en los andes están bebiendo alcohol de 96 grados mezclado con agua. Bebiéndolo en grandes cantidades. Ese alcohol sirve como insumo industrial y evidentemente no es apto para consumo humano, sin embargo, a vista y paciencia de todos (autoridades y sociedad) se vende en grandes, enormes cantidades en las ciudades Ayacuchanas. Es un "negocio inmoral" pero el sector empresarial es incapaz de denunciar a los empresarios que están lucrando con él. Esta es una verdad hoy en Ayacucho. Esta es una verdad hoy en los Andes peruanos. Ya lo sabes, ya eres cómplice. No esperes nuevamente 20 años para darte golpes en el pecho. Ayuda hoy a liberar del alcoholismo a nuestros compatriotas en los andes.

martes, setiembre 06, 2005

Jaque de la Naturaleza

Escrito y enviado por Eduardo González Cueva
Publicado originalmente en "La torre de marfil" blog de análisis sobre la vida en Estados Unidos (http://www.eduardo33.blogspot.com)

Todo jugador de ajedrez sabe que las decisiones equivocadas se pagan. Lo que se hizo al principio del juego no se puede deshacer después, en los momentos críticos. ¿Qué hace ese peón perdido por ahí cuando tenía que protegerme? ¿Porqué no puedo mover a la torre cuando la necesito?
Eso exactamente le está pasando al Sr. Bush ahora que la naturaleza le está pasando la cuenta con la catástrofe de Nueva Orleans. Como la prensa se demora en reportar estas cosas, vale la pena recordar a los lectores que -además de la evidente catástrofe humana- hay una catástrofe económica muy seria en lo que ha ocurrido. El golfo de México produce el 10% del petróleo y gas natural que EEUU consume y, luego de la tormenta, su producción se ha recortado severamente: varias plataformas petroleras están a la deriva en el mar, lo mismo que contenedores y tanques. Por los puertos de NuevaOrleans, Mobile y Houston pasa una cantidad considerable de los bienes que consume la economía del país. El puerto de Nueva Orleans -que ha quedado inutilizado- es particularmente importante porque está en el corazón de sistemas de trenes y canales fluviales por los que circulan bienes esenciales para los estados del centro del país. El corte abrupto de la producción e importación de petróleo crudo por Nueva Orleans significa que las refinerías en la zona -muchas también dañadas por el huracán- no pueden producir gasolina. La escasez sube los precios y la subida de los precios, unida a la ansiedad producida por la catástrofe amenaza con crear un pánico que puede disparar los precios aún más. No necesito seguir en la cadena de explicaciones, porque los peruanos sabemos muy bien lo que pasa cuando sube la gasolina: comienza con "in" y termina con "ón".
En una situación como ésta, cualquier presidente necesita por lo menos tres cosas: fuerzas de seguridad para llevar a cabo tareas de rescate y mantenimiento del orden, reservas de gasolina para controlar la subida de precios y un panorama mundial tranquilo para evitar una multiplicación de frentes. Y a Bush le falta todo eso. Primero: El 40% de los miembros de la Guardia Nacional en los estados afectados está en Irak y -aunque el gobierno lo niega- la falta de gente en el terreno tiene consecuencias graves en la situación humanitaria, la seguridad y las tareas de ingeniería. Se necesita gente para rescatar a los afectados que llevan 48 horas sin comida, luz ni agua potable en distintos lugares. Se necesitan helicópteros gigantes para llevar bloques de cemento y arena que cierre los diques rotos. Se necesita seguridad para prevenir los saqueos, para evitar estampidas, para proteger a las personas que han quedado aisladas, a los enfermos, a los niños, etc. Lo que está ocurriendo, por lo que podemos ver en las pantallas de TV son los primeros elementos de un pánico de consecuencias incalculables. Espero equivocarme.
Segundo: El precio de la gasolina que -con variaciones- estaba en poco más de 2 dólares el galón de 90 octanos sin plomo se ha disparado a más de 5 dólares en algunos estados del sur. El precio del barril de crudo en la bolsa de Nueva York está raspando los 70 dólares. También en la bolsa, el precio de los futuros de gasolina (es decir, el galón de gasolina sin considerar costos de transporte e impuestos) está ya en 2.61 dólares y -lo que es preocupante para los próximos meses una vez que acabe el verano- el precio de futuro del galón de gasolina para calefacción está en 2.05 dólares. Todo a la alza. El gobierno ha autorizado que las reservas estratégicas de petróleo se abran para darle crudo a las refinerías: EEUU tiene 700 millones de barriles de crudo almacenados. ¿El problema? Se necesita producir extra para compensar la pérdida y las refinerías no pueden hacerlo. En esa situación, EEUU tiene que arreglárselas con los stocks de gasolina que tiene y tiene que importar gasolina, sabiendo que eso empujará los precios de la gasolina aún más.
Tercero: el precio del petróleo ya era alto antes de esta crisis. La demanda mundial ha ido en aumento creciente en los últimos años, en parte debido a la masiva industrialización de China y de otras economías emergentes, lo que es un factor estructural que no depende de Bush, pero también en parte debido al efecto destructivo de la guerra de Irak y a la inestabilidad en el Medio Oriente, que es de su responsabilidad personal directa. Con los precios mundiales de energía altos, lo que menos quería EEUU es un estímulo adicional al alza. A esto hay que añadir que el presidente guerrero ha desperdiciado todo su primer gobierno deshojando margaritas en el tema de la búsqueda de fuentes alternativas de energía y una política nacional de energía recientemente aprobada por el legislativo hace muy poco por estimular a los ciudadanos a cambiar sus estilos de consumo. El gobierno y sus aliados en las grandes compañías petroleras estaban muy felices con la idea de quemar petróleo toda la próxima generación sin darle ninguna urgencia a la investigación de fuentes alternativas. "Después de mí, el diluvio" parece haber sido la posición, al estilo de Luis XV. El problema es que el diluvio -literalmente- ya ocurrió y ahora el Sr. Bush tiene que estar acariciándose nerviosamente el nudo de la corbata.
Esta es una sociedad donde el famoso "estilo de vida americano"depende -logísticamente- de un gasto fenomenal de energía. A despecho de la imagen de un país de rascacielos, este es un país donde las ciudades crecen horizontalmente porque la gasolina es barata y todo ciudadano tiene auto, por lo que puede darse el lujo de vivir en un bosquecito a cien kilómetros de la oficina. La familia americana promedio no vive en un barrio donde pueda caminarse a la esquina a hacer las compras, sino en un pueblo sin veredas donde hay que manejar diez minutos hasta el próximo mall y cargar las compras en un carro grande, una 4 x 4 que no da más de 30 kilómetros por galón. ¿Seguirá el "boom" de la construcción en EEUU una vez que los precios de la gasolina sigan subiendo y deje de ser económico construir ciudades dormitorio lejos del centro? ¿Qué va a pasar con la producción de carros grandes y con las fábricas que los producen?
En resumen: tres piezas fundamentales están ausentes cuando más se necesitaban. Por culpa de malas decisiones tomadas hace tiempo, habrá consecuencias concretas en la vida de la gente. Una vez que la gente empiece a ver los cuerpos abandonados en su pantalla, empezarán otras preguntas y una nueva fase del juego ¿cuál será el costo político de la situación? ¿Se usará la catástrofe para distraer a la población de lo que ocurre en Irak? ¿Se hartará la gente? ¿A dónde se han ido a meter los demócratas, que nadie los ve cuando se necesita un liderazgo alternativo?