martes, enero 24, 2006

Camote, innovación, oportunidades y reinvención

Por Luis Ginocchio Balcázar

Innovación no sólo consiste en introducir novedades[1] en el proceso de producción y distribución de bienes y servicios. Incluye también transformaciones de ideas, actitudes y conductas que asimilan nuevos aires y responden a variados desafíos. La capacidad de transformarse está directamente relacionada con el potencial de una persona o entidad. Para esto se debe tener un buen mecanismo para acopiar información del medio que rodea a personas y entidades a nivel local, regional, nacional e internacional.

Durante la década pasada la economía peruana aumentó su dependencia de la producción y exportación de materias primas (la llamada reprimarización) provenientes de recursos naturales. En mucho menor grado creció la producción de bienes con alto valor agregado, que es la actividad que genera mayor empleo y riqueza. Con el régimen actual esta tendencia continuó y de seguir así se afectarán seriamente las posibilidades de desarrollo, tanto por su limitada y sesgada contribución social (empleo y riqueza) como por la alta volatilidad de las cotizaciones de la materias primas. Esto lleva a buscar nuevos caminos y sistemas de promoción de la innovación en busca de la diversificación de la producción y las exportaciones. La vía es el fomento selectivo de las inversiones que permitan nuevos negocios basados en la diferenciación, el talento y la investigación, en concordancia con las necesidades y oportunidades del mercado, y nuestras ventajas comparativas.

De alimento barato a insumo hi-tech

En este marco, es muy agradable presentar el caso del rústico y popular camote, que ha generado proyectos que despiertan expectativas pues relacionan ciencia, agricultura, tradición y progreso para varias regiones del Perú. Como se recuerda, la ciencia investiga y genera inventos que son transformados en conocimientos tecnológicos y luego en productos mediante el esfuerzo de innovadores, pensadores creativos y emprendedores. La innovación convierte a los inventos en productos que solucionan problemas de personas y empresas. Es el modo como se valida socialmente la investigación, atendiendo los mercados de consumo e industrial. Por eso la innovación es un puente entre la tecnología y las necesidades del público y sirve al desarrollo nacional.

Esto es importante pues ha surgido una oportunidad en la Unión Europea, que ha decidido que a partir del 2010 sólo se podrán utilizar bolsas de materiales que sean biodegradables (hasta hoy se usan bolsas de plástico de origen sintético, no degradables). El inmenso mercado de envases está, pues, a la búsqueda de plásticos que una vez desechados se puedan reintegrar al ciclo biológico (sustancias que se descomponen con relativa rapidez debido a la acción de organismos como bacterias y hongos). Hoy se investigan nuevas materias primas para los envases con base a camote, algo que parece increíble.

De este modo los polímeros derivados del petróleo (polietileno, la base del plástico) cederían el paso a los polímeros derivados del ácido láctico, generado por hidrólisis del almidón y la fermentación de los azúcares del camote. Asimismo, el petróleo y la gasolina se reemplazarán por el etanol a partir de caña de azúcar, sorgo, camote o yuca. Así, la agricultura, como fuente de materias primas renovables, y la industria, como actividad transformadora y generadora de valor agregado, han de combinarse de modos novedosos para enfrentar eficiente y sosteniblemente los desafíos de este siglo.

Es imperativo encontrar nuevas formas para motivar a los inversionistas privados, al Estado, ONGs y otras instituciones a desarrollar proyectos muy relacionados con las potencialidades y problemas del país. Por ejemplo, existe un proyecto que aún no ha despertado el interés esperado en medio del hambre que asuela los estratos más pobres de la población y de la necesidad apremiante de conseguir opciones rentables para el agro nacional. El afamado Centro Internacional de la Papa (CIP) de Lima ha desarrollado en 2003 una "papilla" como enriquecido lácteo a base de camote, que demostró ser efectiva y económica para familias con niños menores de 3 años, pero que como tantos otros buenos proyectos está encarpetado. Aunque se necesita investigar algunas cuestiones agronómicas, químicas y económicas, lo más importante ya está: el mercado potencial.

Materia prima versátil con muchos derivados

El camote se muestra muy versátil. Sus derivados tienen potencial para el mercado de consumo (elaboración de galletas y licor) y para el mercado industrial (alimento para ganado porcino, materia prima para la fabricación de etanol y para la elaboración de plástico biodegradable - los llamados bioplásticos). Algunos datos numéricos: el camote puede competir con la caña de azúcar como fuente de etanol. En las actuales condiciones una hectárea de camote morado puede rendir 5,000 litros de etanol/ha en cinco meses (6,500 m3 de agua). La caña de azúcar en Brasil llega en promedio a 7,000 litros/ha pero el camote lo hace en la mitad del tiempo que demanda la caña. Los cubanos siembran 60,000 ha de camote y procesan la mayor parte de la cosecha y en forma semilíquida alimentan cerdos, aprovechando toda la energía calórica residual de su avanzada industria azucarera. El etanol reemplazará a la gasolina en 7% a partir del 2007 en nuestro país.

Y con mejor tecnología (riego por goteo y variedades superiores) la productividad del cultivo del camote sería aún mayor y el consumo de agua menor reduciéndose el costo por litro. La harina de camote puede reemplazar en un 25 a 30% a la de trigo en galletas (en pan sólo hasta el 8%) lo que traería un ahorro de unos 15 millones de dólares/año, al menos en menores importaciones trigueras. Una empresa peruana ya está comercializando "Shochu", el licor de camote típico de Japón. Es un buen ejemplo. También es posible que el país defina una fuente de energía que pueda reemplazar al maíz como materia energética para la alimentación de porcinos y ganado lechero. Se trata del camote líquido con una producción de materia seca el doble que la del maíz por hectárea.

Consorcio entre universidades y empresa

Por eso es digna de resaltar la organización de un consorcio entre las universidades Nacional Agraria, Ricardo Palma y Nacional de Trujillo, en el que también participa la empresa SweetPerú, que investigan la fabricación de plásticos a base de camote. Pero no es fácil. Estos estudios requieren inversiones y recursos que no existen en el país y recién a partir de Junio entrante se podría utilizar el Fondo de Investigaciones de un crédito del BID por 35 millones de dólares.

La innovación está cuajando en los emprendedores y empresarios peruanos. No obstante que distinguidos hombres de negocios como el Sr. Rafael Quevedo (La Libertad) están trabajando eficazmente con camote y otros cultivos innovadores, no se percibe que la mayoría de agentes productivos nacionales se haya convencido que sin generación de diferencias y atributos en productos actuales o la incorporación de nuevos, será muy difícil que el país se haga un lugar en los mercados de alimentos, bebidas y fibras.

Reinvención, menos harina y más postres listos para consumir

Así las cosas, el mundo de la industria y el comercio avanzan. En el reciente evento ferial del PMA (Produce Marketing Association) en Atlanta, EE.UU, la más importante feria de alimentos frescos de esa nación, en los puestos de los países hispanos se ofrecían desgustaciones de productos con base a frutas nativas (ya no sólo harina de lúcuma como en años anteriores sino postres con lúcuma listos para comer). De otra parte, el envase cobra cada vez mayor importancia en el mundo moderno y el predominio de los plásticos hoy es impresionante. Trabajar en este campo abre las puertas a negocios de volumen insospechado ya que en el mundo se procesan miles de toneladas de resinas plásticas diariamente.

Es necesario establecer los acercamientos entre las diversas empresas y entidades públicas y privadas para organizarse y diseñar un plan con sus lineamientos estratégicos y acciones inmediatas, identificar a las personas responsables y establecer plazos. Para apoyar la labor de estas entidades hace falta financiar las investigaciones y promover las alianzas con otros institutos fuera del Perú, que estén trabajando temas afines, tejiendo al Perú en las redes del conocimiento. Hay que pasar a la acción ya mismo.

Fin/ Versión 2, revisada el 23.1.2006

Nota. Una versión previa del presente artículo fue publicada en el suplemento dominical Semana del diario El Tiempo, Piura 22 Enero 2006.
[1] El autor agradece los valiosos aportes del Ing. Daniel Reynoso y del Ing. Luis Paz Silva para la preparación del presente artículo. Se agradecen sus comentarios dirigidos a Luis Ginocchio Balcázar en agroindustria@gmail.com

En nombre de la inversión

Sandro Venturo

Leo el fin de semana que los constructores representados por la Cámara Peruana de la Cosntrucción (CAPECO) están protestando porque cinco municipalidades de Lima metropolitana han suspendido el trámite de licencias de construccción. Se trata de los gobiernos de aquellos distritos que lucen, en mayor proporción que otros, nuevos y estandarizados edificios.

Los empresarios inmobiliarios consideran que los gobiernos municipales atentan contra la inversión y, por lo tanto, afectan esta loable ola de edificaciones que ha sido generada por el Ejecutivo saliente. Las autoridades locales sostienen que dado el rápido crecimiento de este sector, es necesario revisar y recalificar las zonificaciones. La explosión inmobiliaria de los últimos años está obligando a redimensionar la capacidad de alojamiento de los barrios limeños así como la cobertura de servicios que requieren.

La inversión no debe enfrentar la iniciativa pública orientada a regular el crecimiento de la ciudad. Ciertamente, necesitamos que la economía crezca y se multiplique dentro de todos los sectores sociales. Pero, ¿de qué nos sirve una ciudad que sigue creciendo desordenada e insegura? Lo que autoridades, empresarios y vecinos debemos perseguir es, sin duda, una calidad de vida que haga amable la vida en esta caótica e impredecible urbe. ¿Es absurdo pedir esto?

Las municipalidaes tienen la obligación de garantizar una dinámica urbana que facilite los negocios y garantice el bienestar de los vecinos (en Miraflores, donde vivo, los vecinos hemos respondido activamente las consultas vecinales). CAPECO al cuestionar la iniciativa municipal expresa una falta de visión que debilita su interés gremial. Lo que habría que esperar de los empresarios es una voluntad participativa que acelere la decisión de los gobiernos locales. Los inversionistas deben proponerle soluciones a la entidad estatal y vigilarla con constructivo celo, no obstaculizarla. Debemos acabar con ese chantaje facilista que pone por encima del bien común el incuestionable interés por la inversión y el crecimiento.