Sandro Venturo
Leo el fin de semana que los constructores representados por la Cámara Peruana de la Cosntrucción (CAPECO) están protestando porque cinco municipalidades de Lima metropolitana han suspendido el trámite de licencias de construccción. Se trata de los gobiernos de aquellos distritos que lucen, en mayor proporción que otros, nuevos y estandarizados edificios.
Los empresarios inmobiliarios consideran que los gobiernos municipales atentan contra la inversión y, por lo tanto, afectan esta loable ola de edificaciones que ha sido generada por el Ejecutivo saliente. Las autoridades locales sostienen que dado el rápido crecimiento de este sector, es necesario revisar y recalificar las zonificaciones. La explosión inmobiliaria de los últimos años está obligando a redimensionar la capacidad de alojamiento de los barrios limeños así como la cobertura de servicios que requieren.
La inversión no debe enfrentar la iniciativa pública orientada a regular el crecimiento de la ciudad. Ciertamente, necesitamos que la economía crezca y se multiplique dentro de todos los sectores sociales. Pero, ¿de qué nos sirve una ciudad que sigue creciendo desordenada e insegura? Lo que autoridades, empresarios y vecinos debemos perseguir es, sin duda, una calidad de vida que haga amable la vida en esta caótica e impredecible urbe. ¿Es absurdo pedir esto?
Las municipalidaes tienen la obligación de garantizar una dinámica urbana que facilite los negocios y garantice el bienestar de los vecinos (en Miraflores, donde vivo, los vecinos hemos respondido activamente las consultas vecinales). CAPECO al cuestionar la iniciativa municipal expresa una falta de visión que debilita su interés gremial. Lo que habría que esperar de los empresarios es una voluntad participativa que acelere la decisión de los gobiernos locales. Los inversionistas deben proponerle soluciones a la entidad estatal y vigilarla con constructivo celo, no obstaculizarla. Debemos acabar con ese chantaje facilista que pone por encima del bien común el incuestionable interés por la inversión y el crecimiento.
martes, enero 24, 2006
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1 comentario:
La satisfaccion propia inmediata caracteriza al peruano en general. Que gusto me da encontrar personasquevelan por el bienestar social de su gremio y lo hacen de una manera inteligente y abierta a la opinion publica. Lima es un caos de micros, establecimientos de comercio y construccion disparatada, todo en primer orden. Si las restricciones para zonas de comercio y residenciales existen, quien las impone debede carecer de conciencia, "Kentucky Fry Chicken" un establecimiento detal categorya en areas descritascomo exclusivamente residenciales??? Por favor!Los que venimos del extranjero nos reimospero con lagrimas. Que lastima nos da ver a una ciudad sin caracter, disparatada,destrozada esteticamente en su arquitectura. Quien decide que se destruye que se pone en su lugar? Quien es el limeno? cual es su precio?
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