martes, diciembre 12, 2006

¿QUÉ PREFIERE USTED, EMPLEO O ESTABILIDAD LABORAL? O ¿QUÉ SENTIDO TIENE HACER PERFORMANCE EN EL PERÚ?

Texto leído en la presentación del catálogo Accionismo en el Perú (1965 – 2000). Instituto Cultural Peruano Norteamericano de Lima, sede Miraflores, 5 de diciembre de 2006


“¿Qué prefiere usted, empleo o estabilidad laboral?”

Anoche, ésta era la vulgar y manipuladora pregunta lanzada al público por un programa de televisión emitido desde Lima y dirigido a la parte que cuenta de este país.

Sumido en la indiferencia por su historia más reciente, y sometido a la dictadura de la estupidez mediática, este es pues el Perú en el que estamos ahora hablando de una antología de accionismo nacional.

En el catálogo que estamos presentando, Elena Tejada dice de la performance “…me interesa como acción transgresora y transformadora del espacio y tiempo que interviene”. Luego sigue “…añade nuevos significados a la realidad, o hace evidentes aquellos que pasaban desapercibidos” para más adelante afirmar que “…la puede realizar cualquiera que tenga los conceptos claros y cierta sensibilidad e información sobre el género como expresión…”

Aunque discrepemos con su sobrevaloración de lo artístico especializado al condicionar la práctica performática a un conocimiento previo del género -suponemos que desde la perspectiva del desarrollo de las artes visuales y conceptuales-, rescatamos de las palabras de Elena su identificación de la performance como un género democrático: la performance puede ser ejercida por cualquiera de nosotros, por cualquiera de los que no están ahora en este recinto, cualquiera de los que están en las ciudades y poblados de provincia, cualquiera que viva en un comunidad campesina ubicada en un área minera.

Sólo basta en verdad saber qué aspecto de la realidad se busca transgredir, qué nuevos significados imprimir en las conciencias, qué sentidos ocultos revelar a las miradas. Y obviamente sí, como dice Elena, tener la sensibilidad requerida para llegar con éxito al entendimiento, la sensitividad y el actuar de las personas. Con finalidad, criterio e Inteligencia performáticas, la performance puede ser llevada a cabo por todos.

¿Y para qué la ejerceríamos? De acuerdo, la performance –o la acción- es un hecho trasgresor. Por trillado que ya suene, lo es. Pero ¿para transgredir qué?

Esa es la pregunta que fácilmente nos podemos hacer al revisar el pulcro aunque escueto resumen hecho por Emilio Tarazona en el catálogo de la muestra Accionismo en el Perú (1965 – 2000): Rastros y fuentes para una primera cronología.

Efectivamente, parece evidenciarse por algunas de las descripciones hechas por Emilio, que mucho de lo poco que parece haberse hecho de performance en nuestro país, hasta hoy, no ha tenido mayor sentido -exceptuando casos emblemáticos- que el de experimentar con un formato que combina espacio, tiempo, gesto, sonido e imagen de un modo fugaz y sugerente que pone, sobre todo, el énfasis en el cuerpo del artista.

Pero las palabras de Elena “acción transgresora y transformadora del espacio y tiempo que interviene” nos sirven para decir que el verdadero cuerpo de la performance no es el del artista, sino el de aquello en que el performer –artista o no- imprime su enunciado crítico. Pues es sólo el enunciado crítico el que resignifica o desenmascara.

Con una articulación estructural constituida por elementos formales, significantes, sensitivos, y pragmáticos, la performance puede ser casi cualquier cosa a condición de ejercer un efecto en la realidad de las personas: sea una performance más o menos artesanal o tecnológica, corporal o espacial, móvil o inmóvil, material o inmaterial, artistizada o desartistizada, especializada o universalista, comportamental o representativa, improvisada o guionizada, escenificada o insertada, individual o colectiva, la buena performance, por así decirlo, pasa a la acción reflexiva en una situación dada que vale la pena, por necesidad, afectar.

Entonces, vienen las preguntas ¿afectar qué? ¿Afectar cómo y mediante qué estrategia?

¿Qué vamos a accionar en el Perú de hoy -de voces unísonas de decisores encaminados hacia la necedad de siempre- que no sea nuestros cuerpos inútiles de personas del mundo especializado del arte ante los ojos más ciegos de la parte que cuenta en este país?

Personalmente, prefiero como artista no hacer nada que parezca una performance sino tengo las respuestas en este Perú de espaldas a las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, de espaldas a las mujeres y a las lenguas nativas, de engañoso desarrollismo y de sed alcohólica de TLCs.

A pesar de ello, o precisamente por ello, felicitamos a Emilio Tarazona por el trabajo fundacional que ha iniciado, el cual sin duda proseguirá para descubrir esas otras performances que seguramente se vienen dando más allá de nuestro pequeño mundo plástico; así como la iniciativa y esfuerzo de Drama, organización autogestionaria de artistas jóvenes que está haciendo algunas de las cosas que los artistas tenemos que hacer en un medio sin política cultural puesta en orden.

Felicitamos también al Instituto Cultural Peruano Norteamericano por haber finalmente sacado a luz este documento, valioso para el futuro entendimiento del desarrollo de la performance en nuestro país, y que no dudamos se verá pronto reforzado por el catálogo que documentará el Festival de Arte Acción en el que muchos artistas pusimos empeño complementario a la muestra antológica que el presente catálogo refiere, así como por el reforzado auspicio que sabemos dará el ICPNA a próximos proyectos semejantes que ya están en el tintero de Drama y Emilio.


Muchas gracias.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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