[Vea fotos y lea el volante entregado en la performance]
Barrer ha sido ejecutada por primera vez en el mes de julio en una avenida llamada 28 de Julio –fecha de la fiesta nacional peruana-, en el céntrico y acomodado distrito de Miraflores en Lima, una de las capitales latinoamericanas más centralistas e ignorantes de la realidad, sedienta de TLCs y crecimiento de mercado mientras da la espalda a la justicia, a la ética en los asuntos públicos, la verdadera responsabilidad social y global, y al país de verdad, ese al que no se atreve a mirar a los ojos; además de ello, en un espacio que es parte del circuito artístico capitalino, cuyo disforzamiento intelectual y de clase supera larga y exponencialmente la irresponsabilidad limeña ante lo que realmente importa.
Precisamente porque lo performático de una performance es el enfrentamiento de una situación que urge cambiar - movimiento y cuerpo de la performance como proceso modificatorio y sólo así performativo- es que la acción ha dado inicio en dicho contexto teniendo como blanco las cegueras, los silencios y las injusticias que ejercemos ante aquél nosotros voluntariamente ignorado.
[Solicite copia gratuita del vídeo en CD]
[Vea fotos y lea el volante entregado en la performance]
[Solicite copia gratuita del vídeo en CD]
[Vea fotos y lea el volante entregado en la performance]
En Barrer ofrezco mi propia sangre derramándola en conmemoración respetuosa de las setenta mil muertes ocurridas durante la guerra política en manos criminales, tanto del terrorismo insurrecto como del terrorismo de Estado; derramamientos violentos que pretendemos mantener en el olvido y que así, por un derramamiento más bien amoroso, son recordados. Asumiendo luego los roles del gran empresariado, los decisores e influyentes en las políticas de Estado, y los empresarios de los medios de comunicación principal aunque no exclusivamente, barro escoba en mano la sangre derramada -que es ahora ya no la mía sino la de todos- bajo una alfombra que con inmenso rostro de Alan García pretende inútilmente ocultar lo inocultable. La alfombra ensangrentada como lo está nuestro Estado y las manos de muchos de nosotros, descubre en el reverso el rostro de Alberto Fujimori. Ello y el canto de los estribillos publicitarios aprista y fujimorista "Respetos guardan respetos" y "Nunca tuvimos la oportunidad, ahora tenemos la oportunidad", son clara alusión a que el fujimontesinismo y el alanmantillismo son y fueron siempre dos caras de la misma moneda con la que hoy cobramos y pagamos diariamente: la del irrespeto a muchos peruanos que no son considerados realmente ciudadanos, y la de nuestra complicidad en la impunidad. La acción Barrer tendrá nuevas performances fuera (y a veces dentro) de circuitos artísticos, recorriendo comunidades peruanas a lo largo de lo que resta de este período gubernamental y más allá de él si es necesario, persistiendo en revertir el olvido y las cegueras ciudadanas, la irresponsabilidad y la estulticia institucionalizadas, la injusticia y la impunidad generalizadas.
[Solicite copia gratuita del vídeo en CD]
[Vea fotos y lea el volante entregado en la performance]
No hay comentarios.:
Publicar un comentario