Está probado
Que nuestro país es un lugar difícil, de estudiados silencios y metódica vergüenza.
Está probado
Que somos una marea que delibera ruidosamente antes de seguir las órdenes de la luna.
Está probado
Que libramos nuestras más sangrientas batallas a oscuras.
Que llevamos la procesión, la rabia, la pena, el susto, por dentro
Y a veces en el bolsillo derecho.
Estos hechos conforman este juicio:
El patente esfuerzo de uno y otro de decirnos que somos menos
A patadas, a goleadas, a latigazos
Quitándonos la libreta electoral, la buena cara o el cuerpo
Con los que nos empeñamos en iniciar el día
Pero también
Nuestra ingenua astucia, nuestras denuncias inútiles
Nuestros rotundos desayunos, antes de cada nueva oportunidad
La soñada arquitectura, el dato fáctico
De nuestras banderas.
Por consiguiente
Nuestra dignidad (de vez en cuando)
Lleva derechamente
En modalidad y extensión
A esta sentencia:
Estamos vinculados unos y otras
Y cuando nuestros hermanos sufren
Su dolor es generalizado
Y sistemático y baja con el pie derecho y se instala en casa.
Eso también está probado.
Y que, por último
Como era y es obvio
Y se dejo establecido desde un inicio
Tenemos todo el derecho de querernos tercamente.
Han sido probados en autos
Nuestros primeros nombres, nuestros rostros
Nuestras canciones que nadie más en el mundo entiende
Y que siempre vamos al estadio
Y por primera vez queda probado (y esto no era obvio)
El miedo de los tiranos como un temblor de tierra
Esos grandes incendios de basura
Que hieren el cielo
Y que se mezclan hoy
Con el gas lacrimógeno de nuestros salvajes carnavales
Y la gran humareda
De nuestra primera procesión feliz.
martes, abril 07, 2009
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