Juan Infante
Voy rumbo a Auschwitz en carro desde Cracovia. Es la primera vez que estaré ahí y es por seguro que no será la última. Ha nevado toda la noche y en esta mañana oscura todo está blanco y frío. En el camino, de rato en rato, bosques de árboles pelados parecen extender sus ramas a la carretera. No puedo dejar de pensar en el millón de personas que ahí murieron. Esa escultura viva me remonta a las imágenes de la guerra. A los escuálidos prisioneros que sobrevivieron y, sobretodo, a los cientos de miles que fueron asesinados. Auschwitz.
lunes, noviembre 21, 2005
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