lunes, noviembre 21, 2005
El trabajo te hará libre
Entrada a Auschwitz. El primero de los campos de concentración que se instalaron en Oswiecim (nombre original en polaco) daba con ese cartel la bienvenida a los prisioneros: el trabajo te hará libre.
Los primeros presos llegaron el 14 de junio de 1940. Fueron 728 polacos. Prisioneros de guerra, resistentes a la invasión alemana.
Mucha gente viene aquí ahora por su propia voluntad. Muchos polacos, muchos judíos de todas partes del mundo y muchos otros como yo.
Me gustaría encontar un alemán.
Conversar con él, que me cuente qué piensa, que siente.
Tampoco puedo dejar de pensar en Perú. De mis visitas a Cayara, a Huancapi, a Fajardo, la fosa común aun sin desenterrar que deja ver pedazos de ropa al borde del precipicio detrás de lo que fue el cuartel militar en Huancapi.
Las guerras, los aparatos represivos y militares. Los partidos políticos. Escuelitas todas, ¿de qué? ¿para qué nos preparamos con tanto afán?
Campos de concentración, campos de degradación, campos de muerte.
Hay cosas que pueden avergonzarnos por el resto de nuestras vidas. Auschwitz debe ser una de ellas. Hiroshima y Nagasaki. Ayacucho, Cayara, la Cantuta, los penales.
Pero seguimos con las mismas escuelitas, seguimos, seguimos, seguimos...
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