Escrito por Santiago Pedraglio, tomado de Peru21, 7 de julio del 2005 Hay quienes quieren explicar las movilizaciones de protesta -transportistas, agrarios, cocaleros, maestros, salud, regiones- señalando que se trata de simples productos de la agitación de senderistas, de izquierdistas de todo pelaje, de nacionalistas radicales (umalistas o algo parecido) e incluso de apristas que -acurrucados al lado de los otros- estarían haciendo uso de su histórica escopeta de dos cañones. Sin duda, en los referidos movimientos hay -en diferentes proporciones- militantes, activistas y simpatizantes de todas esas tendencias políticas; pero encontrar allí, en su supuesta capacidad de organizar y agitar, la raíz del extendido malestar y de las acciones de protesta, no es sino un error, una manera fácil de reducir la complejidad de la situación social y política. Una reciente encuesta de Imasen y Doxa muestra la distancia que existe entre el sentir de la gran mayoría de peruanos y la opinión de los sectores políticos y mediáticos del país. A partir de ello, no se trata siquiera de discernir quién tiene la razón, si la "gente común" o las "élites", sino simplemente de comprobar la profundidad de tal separación, para entender que no se requiere de izquierdistas, nacionalistas ni apristas para que se organicen movilizaciones y protestas. De acuerdo con la mencionada encuesta, aplicada en Lima, 84% de los consultados piensa que "el Estado debería velar por que todos tengan un trabajo y un nivel de vida dignos". Por su parte, 63% cree que ese mismo Estado "debería invertir y gestionar empresas públicas", y un 59%, que "debería tener como prioridad distribuir mejor los ingresos en el país". Es decir, la mayoría plantea una propuesta radicalmente diferente al sentido común de la élite -páginas económicas de los diarios, partidos, empresarios...- respecto al papel del Estado para la sociedad y en la economía. Las inclinaciones pro "Estado de bienestar" no concluyen allí: 91%, es decir, gente de todos los sectores, piensa que debe restablecerse la estabilidad laboral; 76% está en desacuerdo con la privatización de Sedapal, y 93% considera que debe protegerse la industria nacional. Paralelamente, un gran número de personas no se siente representado por los partidos (34%), y 68% de los encuestados aún no ha definido su voto. Dicho de otra manera, la demanda por más Estado, el nacionalismo y los sentimientos encontrados ante la globalización habitan en la mayoría de peruanos, pero no en los principales partidos políticos. En este contexto, las actuales izquierdas y los nacionalismos existentes no han capturado ni representan ese otro programa alternativo. Incluso es muy probable que, con miras a las elecciones del próximo año, no crezca ningún temible marginal. No obstante, el problema no se agota en esa ocasión, y el aguafiestas -un Hugo Chávez a la peruana o un nuevo Alberto Fujimori- puede aparecer después y enganchar con esa mayoría silenciosa si la sintonía entre los de abajo y los de arriba sigue tan ausente. |
jueves, julio 07, 2005
El marginal agazapado
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario